Tú y Yo...a nuestro tiempo

P R E F A C I O

..."Los sueños son el espíritu de la realidad con las formas de la mentira"...Gustavo Adolfo Bécquer.

¡RAY!

El suplicante llamado de ella le laceró el pecho. No se suponía que lo llamara por su nombre, estaban en personaje. Él era un galante bucanero y lideraba una misión de rescate, para liberar a la bella damisela de las sucias garras de un malvado pirata.

¡RAY!

El terror en su voz no era fingido, realmente le ocurría algo.

Dejando atrás a sus compañeros de juego, se lanzó a través del enorme jardín y saltó por encima de unas macetas con peonias hasta la cabaña que solían usar como cuartel y, que en ese momento representaba a un poderoso barco con la temible insignia de calavera y tibias.

Su sombrero de bucanero quedó olvidado al pie de la escalera y, como si su vida dependiera de alcanzar pronto la puerta del ático se lanzó feroz hacia ella. Quedó horrorizado por lo que descubrió.

La bella niña de oscuro cabello y ojos de miel, estaba atada de pies y manos a una silla. Sus mejillas surcadas por abundantes lágrimas y su pecho subía y bajaba demasiado aprisa por el terror.

Una tarántula subía lenta y peligrosamente por una de sus piernas.

Ray apartó al animal con la espada de madera que sostenía en su mano.

El enorme arácnido se hizo una bola y reaccionó en su contra de manera agresiva.

Él la aplastó contra el suelo.

Ray Landeros luchó por respirar profundamente mientras rodaba en su cama para alcanzar su móvil. Detuvo la ejecución de Devil's Inside By The Fake Arts que oportunamente lo había arrancado de aquel mal sueño basado en un recuerdo de su niñez.

En medio de su sobresalto seguía fija en su mente la fría mirada de reproche que aquel niño le había lanzado por haber hecho puré a su tarántula. ¿Qué chico en sus cabales tenía de mascota semejante aberración? Con lo lindos que eran los perros y los gatos.

Sentado a mitad del lecho y con el corazón aún retumbándole contra el tórax, intentó encontrarle sentido a ese sueño.

El calendario se burló de él, recordándole que ese día debía despedirse de Ana Paula quien se iba a Chiapas por ocho semanas y que no obstante él le hubiera recordado el terror que ella le tenía a esos bichos, la muy cabezota no había desistido de acudir a la selva a cumplir su contrato.

La iba a echar en falta dolorosamente.

Aunque ella siguiera siendo inalcanzable, saberla cerca le volvía las horas más felices. Ella ya no era una niña, era una joven mujer que iluminaba con su presencia cualquier lugar. Un par de semanas atrás le había permitido besarla y Ray había comprendido lo peligrosa que era para él.

Ese beso lo había cambiado todo. No podía olvidarlo. No era suficiente, había sido brutal. Su sabor le había explotado en la boca. Su calor lo había engullido, azotando su mente y le había invadido célula a célula todo el cuerpo. Su sabor. Ella. Era como la primavera, lo llenaba de calidez. Ana Paula lo inspiraba, lo llenaba de propósitos. Lo hacía desear ser diferente, merecerla.

—Bien —exhaló, empujando con las piernas el edredón—. A mal paso, darle Gerber —dijo en un intento de animarse mientras se dirigía al vestidor para cambiarse y acudir a entrenar.

¡Gracias infinitas y totales a quién lee estas líneas! Este ha sido el nuevo prefacio del romance de Ray y AnaPau.

Estoy muy emocionada de compartirlo y deseo me acompañes en cada episodio.

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