CAPÍTULO 6. CANTA CORAZÓN

1.4K 241 75
                                    

..."Y este corazón, se desnuda de impaciencia ante tu voz. Pobre corazón que no atrapa su cordura"... Juan Luis Guerra.

La luz del matutino sol doraba el asfaltado y sinuoso camino que los llevaría a la selva. No eran ni las nueve de la mañana y el calor ya era un tanto asfixiante, Ray subió un poco más el aire acondicionado y entonces el playlist que escuchaban salto a Vuela Conmigo By Erik Rubín. La voz de AnaPau uniéndose a la suya fue como una llama de seda que quemó su piel.

Sus ojos dejaron la carretera un segundo y fueron gratificados con su mirada llena de vida. Hipnotizado observó el movimiento de sus dedos al enredarse en su propio cabello, mientras seguía el curso de la canción y amenazaba su control. Quién se lo hubiera dicho, que aquella niña a la que siempre protegió se convertiría en la mujer que lo desafiaba cada dos pasos. Esbozó una burlona sonrisa dirigida a sí mismo y volvió a centrarse en la carretera.

Desde que sólo eran unos críos la música fue siempre su nexo especial. AnaPau invariablemente llena de vitalidad, le sonaban un pocillo y comenzaba a bailar. Ray se afanó en aprender guitarra española para ser él, quien la acompañara cuando bailaba flamenco. Descubrió que en el tablao cuando él tocaba y ella danzaba,  todos a su alrededor desparecían. Él podía acariciarla desde la vibración que emitían las cuerdas de su guitarra, y a su vez, si se concentraba lo suficiente sentía el calor de su piel con cada brazada u otro sensual movimiento que ella hiciera para él.

La música les era importante, sin embargo, ninguno de los dos la vio como algo a lo que dedicarse de lleno, simplemente disfrutaban de la conexión que los unía a través de ella.

Ana Paula desde niña había decidido que ella sería chef. Sus padres, ambos cirujanos, tenían horarios muy complicados y la chica creció entre los aromas de las especias, los vapores y exquisitos sabores de la cocina de Paqui, la nana que compartía con Renata;  dado que ambas niñas eran inseparables y sólo debían cruzar de una puerta a la otra en sus casas para estar juntas.

Ray por su parte, siempre tuvo una mente hiperactiva y solía encontrar salida a su rampante energía practicando polo, entrenando box y por supuesto en los brazos de una belleza u otra. Aunque lo que de verdad lo calmaba era pasarse horas trabajando entre pedazos de alambre construyendo mecanismos por simple entretenimiento. Por eso cuando llegó el momento de elegir una carrera, esa habilidad suya y su destreza en la lógica matemática lo llevaron directo a estudiar ingeniería.

Después cuando Fabio le pidió que se asociaran con el proyecto del viñedo y del hotel boutique, aceptó de inmediato. Era un plan que estaba trazado con el corazón. Una idea pensada no sólo para obtener un beneficio económico, sino que pretendía desarrollar a la comunidad cercana de granjeros y que involucraría a Renata y Ana Paula. Era un proyecto inspirado por ellas y eso merecía todo su esfuerzo.

El GPS indicó por encima de la música que estaban por llegar a su destino y Ray debía aceptar que aquel misterioso mundo esmeralda relucía con encanto propio.

—¿Has visto? Parecen túneles —señaló AnaPau, volviendo su cabeza hacía arriba y observando la angosta arteria recubierta de musgo– ¿A qué está chulo?

Él asintió sonriente, adoraba esa ingenuidad de ella y que disfrutara de las cosas simples de la vida, aunque fuera una chica de cultivada educación y refinada.

—Me da gusto que estés aquí y compartir esto —expresó apoyando una mano sobre su cuadricep, acariciándolo.

—A tus órdenes, beba —replicó él con una ladeada sonrisa y ella se recogió un mechón de cabello por detrás de su oreja con coquetería—. ¿Recién verás a tus padres o ya les viste en la semana?

Tú y Yo...a nuestro tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora