CAPÍTULO 31.1.3.NUBE PERDIDA

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..."¿Qué voy hacer con todo este amor? Que no cabe en mi pecho, que me cala los huesos. Que me ahoga en este mar de dolor. ¿Qué voy hacer sin su amor?"... Máximo Aguirre.

Para sorpresa de Emmanuel, Camilo Medina decidió viajar a Monterrey ese día. El plan original había sido que fuera el francés quien lo representara en una reunión con los directivos del programa de cirugías, pero de último minuto resolvió asumir él esa comisión y hacerlo en compañía de Carmen, su mujer.

—No puede irse, cambiar así los planes —reclamó Emmanuel a Camilo—. Esta semana es el cierre del programa. Hay mucho por organizar e informes que deben prepararse a detalle...

—Emmanuel —interrumpió Camilo—. Sé que consideras mi ayuda de gran importancia, pero te subestimas. Te sobra experiencia en esto, no en vano has participado en decenas de programas como este y eres un voluntario recurrente en Médicos Sin Fronteras. No me necesitas para nada y en todo caso solo estaré fuera dos días o tres a los sumo. Cuando vuelva podré apoyarte con los detalles que falten si es que se da el caso.

Boyoli asintió y le deseó un buen viaje a su jefe. Se despidió de este y salió con prisas de la cocina. Ana Paula le ofreció un jarro con café a su padre mientras meditaba calladamente para sí misma,  si aquel cambio de planes tenía que ver con ella. Sus padres podrían haber notado que Boyoli procuraba evitarla a toda costa. Y dado que no les había mencionado el incidente en el boliche, no tenían ningún elemento para hacerse algún panorama.

—Estoy casi sorprendido de que Emmanuel no combatiera más —compartió su padre con ella. AnaPau se encogió de hombros y le sonrió cariñosa—. En fin, espero que sepa aprovechar el tiempo para lo que en verdad importa —expresó en un tono que afirmó la teoría de ella.

—¡Eres de lo que ya no hay, Camilo Medina! —aseveró ella mientras sacudía la cabeza negando con diversión.

—Tu madre me lo dice todo el tiempo —. Él no parecía en absoluto compungido—. Por favor hoy no te demores en salir de acá, los días han estado muy malos y no quiero estar preocupado de imaginarte sola en esa carretera.

Ella ladeó la cabeza y le observó cariñosa. Él había sido su roca mientras crecía. Quien la había guiado para que encontrara lo mejor de sí misma en su interior. Sus marrones y risueños ojos siempre atentos para apoyarla en sus alocadas ocurrencias. Lo amaba infinitamente.

—No tengas pendiente, Papi —Ella le sonrió dulcemente y se refugió en sus cálidos brazos—. Vayan con cuidado y que todo salga bien.

Su padre dejó un beso en su frente y luego salieron a reunirse con Carmen que le esperaba en el vehículo que habría de llevarlos al aeropuerto de Tuxtla. Mientras la joven sacudía su mano despidiéndolos conforme ellos se alejaban, un escalofrío bajó por su columna logrando estremecerla. Se volvió por encima de su hombro y sus mieles ojos se cruzaron con los de Emmanuel, fue un segundo, pero el dolor y la culpa que alcanzó atisbar en ellos la conmovieron.

—Ana Paula —llamó Luisa desde la cocina.

La joven decidió encaminarse hacia sus deberes, pues no era momento de hacerla de terapeuta. Aunque ese testarudo y esquivo francés seguía en la lista de sus preocupaciones y ya lo haría entrar en vereda, se prometió.

El resto de la mañana se dedicó con ahínco a sus labores en la cocina, esforzándose porque la comida fuera especial. Ese era su último día como voluntaria y como el programa de cirugías también estaba cerrando, los internos eran cada vez menos. Lo cual le permitió gozar de unos momentos de introspección cuando después de la hora de comida, terminó de limpiar y ordenarlo todo.

Tú y Yo...a nuestro tiempoDove le storie prendono vita. Scoprilo ora