CAPÍTULO 11. EL PASADO NO LO BORRA NI EL CLORO.

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..." Nada más caótico que encontrar el veneno, el antídoto, la herida y la espina en la misma persona"... Joaquín Sabina.

El agua impactaba contra su cráneo y resbalaba desde su frente hasta sus tobillos en una helada caricia que recorría las curveadas líneas de su figura. Una semana. Había pasado una semana de que ella había experimentado aquel inmenso placer por las caricias de Ray. Había quedado ronca por sus propios gritos, y con el cuerpo por entero sensibilizado. Es que ya ni siquiera las duchas largas y frías servían para una maldita cosa. El anhelo que vibraba en su sangre no se apagaba con nada. Cerró la llave del agua y se envolvió en una toalla. Apretó con suavidad su mojado cabello y tiró del picaporte.

—Por fin saliste —comentó Renata cuando AnaPau se encontró con ella en su vestidor, su mirada aguda—. Pensé que una vez que se hicieran novios, las duchas largas y frías quedarían descartadas.

AnaPau apoyó una pierna sobre el canapé de su vestidor y comenzó a aplicarse humectante, demorando deliberadamente en hacer comentario alguno.

—Dame detalles, beba.

Ana Paula rió y luego se dibujó un cierre sobre los labios con sus delgados dedos.

—¡Venga!

—¿Por qué piensas qué hay detalles?

—Pues no lo sé, quizá porque el grandote te mira como si fueras un postre y él se estuviera muriendo por un subidón de azúcar.

Ana Paula ladeó la cabeza y el corazón se le derritió al observar a Renata, su más leal compañera y la que nunca la consideraba una boba.

—Solo diré que los dos bebimos del shot de azúcar, pero no llegamos a eso...

Los labios de Renata se curvaron en una sonrisa de satisfacción.

—Lo sé. Ray sabe que debe ir con tiento, aunque se esfuerce por parecer un canalla en realidad dista de serlo.

AnaPau sacudió la cabeza, aquella conversación a esa hora de la mañana le pareció surrealista, incluso para ellas.

—Relájate, beba —dijo su amiga sacudiendo la mano. Le gustaban los agraciados y elegantes gestos que usaba Renata al hablar—. He estado esperando por esto. Tú lo significas todo para el grandote, recuerda eso siempre. Incluso cuando meta la pata, porque créeme lo hará. Sin embargo, jamás será con la intención de lastimarte, ¿vale?

Había un borde de advertencia en su voz y AnaPau suspiró, su amiga tenía razón. Guanajuato había sido el coto de caza de Ray y la noticia de que él no estaba disponible ya, podría resultar molesta para varias chicas.

—¿En qué emplearás ahora tu tiempo? —inquirió la joven de mieles ojos, en tanto que, revisaba las perchas intentando elegir su atuendo. Renata frunció el ceño, contrariada—. Me refiero a que Ray y yo somos novios ahora, su caída —mencionó entrecomillando con sus dedos—ya sucedió. ¿Qué harás ahora?

Renata hizo un adorable morrito y luego su castaña mirada rebozó de placer.

—Tengo una lista, beba. Y mi hermano no era precisamente el último nombre en ella.

AnaPau sacudió la cabeza divertida.

—Un diablito zalamero que ambas conocemos, merece ser feliz —dictó la trigueña.

AnaPau asintió sin poder evitar una punzada de remordimiento. Había sido muy mala idea haber aceptado salir con Jaime meses atrás. El despecho, la desesperación la habían empujado a sus seguros brazos, pero no había sido justo para él. Y aunque su amistad ni con ella, ni con Ray se había visto mancillada tras ese fallido intento de estar juntos, Renata tenía razón y él debía ser feliz.

Tú y Yo...a nuestro tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora