CAPÍTULO 28. LUCES Y SOMBRAS.

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..."Cuélgate de quien te quiere, no te mueras más que de amor"... Joaquín Sabina.

La noche amplia, con su cielo abierto los recibió en Tuxtla. Cogidos de la mano caminaron contemplando sus provincianas calles en las que retozaba la luna. La luna siempre llamándolos, siempre diciendo que les pertenecía a ellos.

—¡Llegaron! —exclamó Luisa señalando en su dirección cuando estaban a unos pasos de la entrada del boliche. AnaPau estrechó a su amiga con un cálido abrazo.

Enseguida Ray dejó un filial beso en la mejilla de Luisa al saludarla y luego palmeó con afecto el hombro del novio de la chica. El resto del alegre grupo lo conformaban algunos de los voluntarios de Operación Sonrisa. Mientras los saludaban, Ana Paula miraba disimulada buscando a Emmanuel, quien había acordado asistir, sin embargo, no le veía entre los demás. Eso le produjo inquietud, le había visto con el semblante descompuesto un par de veces ese día debido a una insistente jaqueca.

—¿Entramos? —preguntó Ray con suavidad y ella le sonrió mientras asentía.

El boliche estaba muy concurrido y hacia calor. Bom Bidi Bom By Nick Jonas feat Nicki Minaj sonaba fuerte en los altavoces, pero no menguaba en nada los alegres murmullos de los asistentes. Ana Paula recibió en mano sus zapatos de bowling y acudió con Ray a una de las mesas en la línea de tiros para cambiarse juntos el calzado.

Poco después sus compañeros se apretujaron junto a ellos en el sofá tubular de su estación de juego. Ray y Ana Paula se pusieron de pie para que les resultará más cómodo calzarse.

AnaPau recargó los codos sobre el respaldo del mueble y mientras Ray ordenaba una ronda de cervezas al camarero, ella dio un vistazo al lugar. Era como todos. Un salón amplio y bien iluminado con infinitas líneas para disfrutar de retas. Pantallas electrónicas que exhibían los puntajes. Al fondo algunas mesas de hockey y un bar muy surtido con una atmósfera más íntima para aquellos que les apeteciera algo más tranquilo.

—Quién diría que Tuxtla ofrece lugares divertidos, ¿cierto? —murmuró Ray sobre su sien al cubrirla con su cuerpo.

AnaPau se rió con aquel comentario antes de que él mordisqueara con suavidad su oreja. Ray siempre decía las cosas con un tono que la hacía sonreír y la invitaba a participar de la diversión que titilaba en sus verdes ojos.

—Esos vaqueros me están matando —susurró ronco en su oído.

—Tal vez debí usar un chandal suelto —bromeó, pero se ocupó de componer un rostro muy serio mientras le miraba.

—Ni se te ocurra —masculló deprisa—. Tu cuerpo no merece tales descuidos.

Ella le dio la espalda y se mordió el labio para no largar una risotada y, fue muy consciente de su mirada fija en su trasero. ¿Por qué no provocarlo más?

Volvió un poco la cabeza por encima de su hombro y obsequió a su novio con una mirada traviesa, antes de alejarse de él. Ray aún adivinaba de que iba ella, cuando AnaPau deslizó sus delgados dedos en una pesada bola y se inclinó para lanzarla. Esta dio un bote y se desvió un poco de la trayectoria. No cayó al canal, sin embargo, al llegar a los pinos apenas logró tirar unos tres.

—Soltaste muy rápido la bola —afirmó Ray, su voz fue un susurro de terciopelo, lleno de magia, de sexualidad.

Se movió hasta ella sin prisa alguna, con movimientos perfectamente coordinados sin dejarla escapar de sus ojos. Y ella experimentó un inquietante latido de deseo, ¿acaso de pronto hacía más calor? Heartbeat By Enrique Iglesias que sonaba en ese instante y Ana Paula pensó que era muy adecuado.

Tú y Yo...a nuestro tiempoWhere stories live. Discover now