CAPÍTULO 45.3.3. PERSIGUIENDO LA NOCHE.

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..."Quiero que lo que amo siga vivo. Para que pase mi sombra por tu pelo, para que así conozcan la razón de mi canto. Quiero que lo que amo siga vivo"... Pablo Neruda.

Jaime frunció los labios en una apretada mueca y se frotó la nuca con cansancio, se había negado el descanso porque todos sus sentidos estaban puestos en encontrar a Ana Paula. 

—Recuperé estas matrículas de uno de los videos de seguridad, todos abandonaron el estacionamiento en el periodo de tiempo, que hemos calculado Ana Paula fue sustraída. Tienes menos de una hora para decirme a quienes pertenecen —le ordenaba Alma a su auxiliar, una jovencita rubia recién salida de la academia—. Coordínate con tránsito o haz lo que debas, el tiempo se nos agota.

La chica abandonó la habitación para cumplir las órdenes de la Teniente.

—¿La sangre en Bruno era del atacante? —cuestionó Jaime a otro oficial.

—Sí, Comandante. Lamentablemente hemos corrido sin éxito la búsqueda de ADN en el programa. No se han encontrado coincidencias —informó frustrado.

—Comandante —le llamó Tello al entrar intempestivo en la sala—, de la lista de proveedores de bodas, tres coinciden con los que visitaron las víctimas.

—Dame —alargó Noyola la mano para recibir el informe del Agente, le dio un vistazo y puntitos de psicodélicos colores estallaron ante sus ojos. Una helada sospecha recorrió su columna, pero se obligó a mostrarse tranquilo, pues Ray no perdía detalle de él—. Bien. Tramita las órdenes de cateo y coordina los grupos de inspección —ordenó al agente—. Yo comandaré uno de ellos —murmuró siniestramente.

Ray le miraba desde un rincón de la sala, mantenían una escrupulosa distancia entre ambos desde que le había confesado el verdadero peligro en que se encontraba Ana Paula. A Jaime le dolía esa distancia, pero comprendía que estando AnaPau en medio, Ray se sintiera traicionado. Él mismo se preguntaba si su lealtad estaba dividida. No. Simplemente había hecho su trabajo y Ray lo comprendería también.

—Alma, ¿localizaste al proveedor de las joyas que Magali llevaba puestas? —inquirió a su compañera.

—Sí, lo he citado aquí. Estará al caer —informó ella—. Iré a verificar que la sala que nos facilitaron para entrevistarle este disponible.

Andando a zancadas salió al pasillo y sus castaños ojos volaron hacia la máquina de bebidas calientes en el pasillo. Se había duchado y cambiado de ropa, pero seguía sintiendo la pesadez de no haber dormido nada.

Ma'cherrie (cariño mío) —ronroneó una seductora voz por encima de ella. La Teniente se volvió despacio y quedó atrapada entre la máquina expendedora y un par de ojos azules y profundos—, te ves agotada mon ange (ángel mío) —susurró muy cerca y extendió sus dedos enguantados por un lateral de su rostro—. Un buen desayuno y estarás como nueva.

—Te lo agradezco, Gastón, pero tengo mucho trabajo —contestó con rudeza. El rubio bajó la mirada dolido por su rechazo y ella recordó la amistad que lo unía a Ana Paula—. Lo siento. No he querido ser brusca, pero el tiempo corre en contra nuestra. Estoy segura que lo entiendes.

Las comisuras de los labios del rubio tiraron hacia arriba en una sonrisa.

—Sí, ahora sé que no eres una competidora de motocross sino toda una estrella de la AFI. ¿Eres como Miss Simpatía? —preguntó guasón. Ella sacudió la cabeza e intentó refrenar una sonrisa, pero no pudo. Ese hombre tenía su encanto—. Vamos, el mundo no se derrumbará por veinte minutos que tomes para desayunar como se debe —insistió Marechal—. Y Ana Paula te necesita bien despierta y alimentada.

Tú y Yo...a nuestro tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora