Capítulo 22 - Recuerdo

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Cuando Sebas terminó de contar cómo había estado en las últimas semanas, le dijo a Marcell:

—Bien, ya conté mi historia, pero, ¿qué paso contigo? ¿Cómo perdiste la memoria y cómo terminaste como soldado?

—Todo fue muy confuso en realidad, comenzó al día siguiente que hablamos por última vez por llamada. ¿Lo recuerdas?

—Claro, cuando me dijiste que te llevaste un baguet de una tienda.

—Exacto, al día siguiente por la mañana, cuatro amigos y yo nos reunimos para salir, y aprovecharnos de como estaba la ciudad en ese entonces por el virus. Salimos con la idea de ir a un centro comercial, para ver si de ahí también nos podríamos llevar una que otra cosa interesante. Al llegar fue casi como lo esperábamos, ya que el lugar estaba con muchos saqueadores, algo que se había hecho común en los últimos días. Las personas se llevaban lo que querían, y en eso uno de mis amigos dijo:

—Bueno, ya dejamos que se llevaran casi todo, ahora es nuestro turno.

—¿Vamos a llevarnos sus sobras?

—No sus sobras exactamente, pero sí podría decirse.

—Bueno, es lo que hay, peor sería nada.

Recuerdo que subimos al tercer piso, y desde arriba veíamos todo el lugar, que parecía un manicomio. Se nos hizo muy divertido ver a toda esa gente como loca por algo que nosotros creíamos que no era peligroso, ojalá no hubiera sido peligroso, recuerdo que todo estaba normal, entonces otro de mis amigos se cansó de ver tanta gente saqueando.

—¿Ya podemos llevarnos cosas también? Fue para lo que vinimos —dijo mi amigo impaciente.

—Espera unos minutos, todo está muy divertido. ¿A ti no se te hace gracioso ver tanta gente loca por nada?

—Sí, pero yo también tengo mis necesidades.

—Ajá, sí, tus necesidades. Bueno, ¿entonces qué?

—Vamos de una vez antes que se lo lleven todo —dije yo interrumpiéndolos.

—Sí, tienes razón.

Estábamos yendo a la primera tienda de la que nos llevaríamos cosas, cuando vimos como desde el tercer piso de una tienda, una persona encima de otra salieron lanzados al primer nivel. La persona que estaba trepada en el otro hombre lo mordía mientras que el otro gritaba de dolor. Mis amigos y yo nos quedamos pasmados con eso, y luego vimos como de la tienda de la que salieron estos tipos, habían más de esos atacando a la gente. Yo identifiqué al instante que eran zombis, dos de mis acompañantes también, en eso les dije a mis amigos:

—¡Esas cosas son zombis! ¡Hay que largarnos de aquí, el centro comercial es el peor lugar para estar en un apocalipsis zombi!

—¡Tienes razón, vámonos de aquí ya!

Tres de mis amigos y yo salimos corriendo de ahí, cuando notamos que faltaba uno, que se había quedado inmóvil al ver como se comían gente frente a sus ojos, le grité para que reaccionara, pero tardó mucho en hacerlo, y cuando iba a correr hacia nosotros un zombi se abalanzó contra él y empezó a atacarlo.

—¡Él está muerto, y nosotros estaremos igual si no nos vamos de aquí ahora! —les dije a mis amigos para ya irnos de una vez.

—¡No, aún no muere, puedo ir a ayudarlo! —dijo uno de mis amigos.

—¡Estás loco, vámonos!

—¡Tengo que ir!

Mi otro amigo fue a tratar de ayudarlo, pero no solo ese zombi lo atacó, ese y otros zombis, incluyendo a mi amigo ya convertido lo atacaron.
Mis otros dos amigos y yo sí nos fuimos del lugar, bajamos las escaleras rápidamente hasta llegar al primer piso donde también era una masacre. Tomamos un extintor, una escoba y un fierro que encontramos en el piso y nos fuimos del centro, al salir las calles estaban en completo caos, había zombis en todas partes, gente gritando, sirenas de patrullas y helicópteros sobrevolando la ciudad, pero sabíamos que no teníamos tiempo para pensar, así que escapamos de ahí lo más antes posible. En ese momento vimos la puerta de un edificio abierta, así que fuimos por ella y subimos hasta el último piso. En las escaleras habían muchos zombis, y uno de ellos mordió a uno de mis dos amigos; él sabía exactamente lo que le pasaría, así que decidió entretener a los zombis que venían para alejarlos de mi otro amigo y yo. Al llegar a la azotea cerramos la puerta y la aseguramos con lo que encontramos arriba, de cinco amigos, solo sobrevivimos dos; miramos hacia abajo y eran como diez pisos de alto, y vimos como la ciudad estaba destruida totalmente.

Estuvimos esperando por dos días en la azotea sin ningún avistamiento, pero fue al tercer día que vimos que dos helicóptero aparecían sobrevolando la ciudad. Nosotros intentamos llamar su atención pero ninguno pareció percatarse de nuestra presencia, pero luego vimos que uno de los helicópteros se acercaba a nosotros, entonces mi amigo y yo nos alegramos, pero se acercaba haciendo maniobras muy extrañas, y al verlo bien, vimos que uno de sus motores estaba mal, y que pronto se estrellaría contra nosotros. Nos pusimos a pensar en cómo sobrevivir, y en eso vimos un edificio a lado del que estábamos, pero este era más bajo, probablemente tenía nueve pisos, entonces mi amigo y yo nos lanzamos hacia él; recuerdo que caí muy por el centro de la azotea y me golpee la cabeza muy fuerte, mientras por su lado, mi amigo cayó, pero en el extremo del edificio, y casi cae al abismo, pero logró sostenerse con sus manos; me pidió ayuda y yo me levanté como pude y trate de caminar hacia él, pero el golpe que me di fue tan fuerte que poco a poco me desvanecía, todo se me iba nublando, hasta que lo último que vi, fue que mi amigo no aguantó más y cayó del edificio. El otro helicóptero aterrizó en el lugar en el que estaba y de él bajaron unos soldados que venían hacia mí.
Desperté en la zona segura, no recordaba nada, me dijeron que al ser mayor de edad, ayudaría al ejercito a rescatar más gente, fue difícil acostumbrarme a la rutina y, sobre todo, a la nueva realidad, pero luego de varios días ya era normal, fue entonces que los demás vieron que era muy bueno matando zombis, así que me pusieron junto con otros chicos que eran igual de buenos en un grupo aparte. Este grupo se encargaría de las misiones más riesgosas y peligrosas, que después pasaría a llamarse Rescate Alfa.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWo Geschichten leben. Entdecke jetzt