Capítulo 8 - Hermanas

83 9 0
                                    

Ese mismo día en la mañana, recién acababan de mudarse a la ciudad un par de hermanas, la mayor de ambas llamada Milagros y otra que era menor llamada Cecilia. Ambas tenían una casa ubicada en una zona tranquila de la ciudad y ya que ambas se mudaron para que ahora estudiaran allá, decidieron aprovecharla para que vivieran allí. Llegaron en su auto a la ciudad, pues la mayoría de aeropuertos ya habían sido clausurados por los del CAB con el fin de evitar que el virus se propague por más ciudades o países. Apenas llegaron a su nuevo hogar, llevaron sus maletas del auto a la casa; una vez dentro, Cecilia le habló a su hermana dando su opinión acerca del que era ahora su nuevo hogar:

—Sabes, la casa está linda y bonita pero no es tan grande como yo me lo esperaba, dijiste que era grande por dentro, y bueno no lo es tanto ahora que la veo bien.

—Nunca dije que la casa fuera a ser tan grande, lo único que te dije era que la casa tenía dos pisos.

—Pues yo esperaba una casa de dos pisos más grande, o al menos un poco más de lo que esta es.

—Vamos a ver el segundo piso, quizás luego de verlo tu opinión acerca de la casa cambie un poco.

—Lo dudo mucho, pero igual subamos a verlo.

Ambas sabieron al segundo nivel y solo se encontraban sus camas y un ropero algo viejo y polvoriento, al ver eso, Cecilia le dijo a su hermana:

—Ya lo sabía, creo que aún no me convence, no se ve como yo me lo esperaba.

—No debiste hacerte tantas ilusiones e ideas con la casa, te dije que podías quedar muy decepcionada y bueno, ahora sí que lo estás.

—Pero no me esperaba que el segundo piso fuera solo nuestras camas y un ropero antiguo y polvoriento que tendremos que limpiar si vamos a querer usarlo.

—Con el paso del tiempo arreglaremos la casa para que se vea mejor, pero por ahora solo tendrás que acostumbrarte, es tu única opción, o te consigues otra casa con tamaño a tu gusto.

—Está bien, si tú lo dices, eres mi hermana mayor y creo que debo obedecerte, solo espero que no sea muy difícil acostumbrarse a vivir en un espacio tan reducido según mi opinión.

—No lo será, créeme, ahora solo hay que desempacar, acomodarnos y limpiar la casa.

—Pero limpiar este lugar nos tomará horas, tal vez todo el día.

—Entonces para acabar antes mejor iniciemos ahora, a no ser que quieras dormir en un lugar donde probablemente haya algunos insectos.

—Eso no lo digas ni en broma, está bien, limpiemos.

Ambas iniciaron con la limpieza de la casa y también empezaron a ambientarla con sus pertenencias. Después de un largo día de limpieza e instalación, se pusieron a descansar, sentadas de manera cómoda en su sofá a ver la televisión, y cambiaban de canal en canal a ver si encontraban algo interesante que mirar, cuando de repente mientras cambiaban de canales, vieron en el noticiero un enunciado que llamó la atención de ambas hermanas: "Continúan los disturbios en las calles por temor al nuevo virus". Luego de ver eso, Cecilia algo preocupada le preguntó a su hermana:

—¿Qué tan grave crees que sea esto del virus?

—No te preocupes, los expertos en este tema ya salieron a decir en los medios que no es nada grave.

—¿Estás segura de eso?

—Sí, completamente, yo misma los escuché por la radio.

—A mí la verdad no me convence del todo, ¿has escuchado las teorías de la gente en internet de que todo esto puede ser una mentira? Esas especulaciones podrían ser verdaderas ya que para mí no suenan tan descabelladas.

—No creo que el CAB y el gobierno sean capaces de mentir a la población de esa manera y más aún con algo tan serio como lo es un nuevo virus.

—Sí, en eso tienes mucha razón.

—Mejor ya dejemos de ver todas esas cosas, ya es algo tarde, hay que irnos a descansar para mañana comprar comida para el desayuno temprano.

Ambas se fueron a dormir; Cecilia se durmió rápido, pero Milagros por su parte no conseguía dormirse, pues pensaba en eso que vieron en la televisión y pensó que los rumores que se decían en las calles podrían ser ciertos, esto era algo que la tenía muy preocupada, debido a que creía que haberse mudado justo ahora a la ciudad donde surgieron los primeros avisos de alerta acerca del virus no había sido la mejor opción y podría ser muy peligroso tanto para ella como para su hermana. Las especulaciones del supuesto engaño a la población por parte del CAB a ella tampoco se le hacían tan locos y sin sentido, pero se negaba a pensar que la asociación y que el gobierno podría mentir así a la gente, por lo que aún tenía la duda de a quién creer. Así estuvo hasta que notó que la ciudad estaba completamente silenciada, ella sabía que el lugar donde estaba ubicada su casa era una zona tranquila y pacífica, pero ese silencio era un tanto extraño y hasta un poco estremecedor, aún con eso, trató de no especular de la razón del silencio y se quedó dormida, mientras que en otra parte de la ciudad, alguien no dormía aún.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now