Capítulo 35 - Suerte

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DeepOcean, la ciudad que ahora era apodada la ciudad de la muerte, se iba consumiendo poco a poco en la oscuridad de la noche, y lo que único que aún mantenía con luz a la ciudad, era aquel edificio en llamas que no se había derrumbado por completo. Quedaron en pie los cuatro primeros pisos, pero el resto había caído, en el cuarto piso del edificio, entre fierros, escombros y vidrios rotos, se encontraba el cuerpo inconscientes de Sebas. La caída brusca al vacío lo dejó inmóvil en el suelo del cuarto nivel que aún se mantenía en pie. De a poco Sebas, quien apenas iba despertando, no recordaba que era lo que había pasado. Miraba todo borroso, de a poco su visión comenzó a recuperarse y pudo ver bien, y luego de mirar unos segundos el desastre, recordó todo lo ocurrido. Al recuperar la memoria trató de levantarse rápido del suelo, pero al querer mover la pierna izquierda esta le dolía demasiado, y cuando Sebas volteó para ver su pierna, notó que tenía un fierro pequeño que se había incrustado debajo de su rodilla, entonces trato de sacarlo, pero luego pensó en que si se sacaba el fierro, esto podría causar que se desangrara, entonces lo dejó ahí, se paró como pudo y comenzó a buscar a sus compañeros. Caminó por todo el lugar, aún con dolor de cabeza y extremidades, además del dolor que le causaba el fierro en su pierna. Buscó por un rato, pero no encontró nada de ellos, así que comenzó a creer que el único que sobrevivió de la caída fue él y que los demás habían muerto. Se acercó a uno de los filos del edificio para ver la ciudad, y notó que todo había empeorado desde que se fueron. En la calles había varios mutados, destrozos en todas partes, y cuerpos acumulados en cada esquina. Ese era el panorama de la ciudad en la que se originó el apocalipsis zombi. Sebas finalmente había perdido la esperanza de sobrevivir, cuando escuchó un pequeño ruido que venía de unos escombros, Sebas pensó que podría ser algún infectado que iría a atacarlo, por lo que rápidamente levantó un fierro del suelo para defenderse, pero luego pensó que ya no tendría sentido seguir viviendo, sus compañeros estaban muertos, y los demás lo habían tenido que dejar e irse en el helicóptero para salvarse, por lo que decidió soltar el fierro y esperar a que todo acabará, cerró los ojos y esperó el ataque del infectado, pero en ese momento, escuchó que del lugar de donde venía ese ruido, se escuchó a alguien toser, y Sebas sabía que un zombi podía hacer todo tipo de sonido, pero no podía toser, así que abrió los ojos y rápidamente fue a buscar de dónde venía ese sonido, luego vio que debajo de los escombros, se encontraba José, Sebas hizo todo su esfuerzo por sacarlo de ahí, y finalmente logró liberar a su compañero, esperó un tiempo a que recobre la conciencia, y aunque tardó un poco, finalmente luego de unos segundos despertó. Y estando despierto, José vio a Sebas y le dijo:

—¿Qué ocurrió aquí?

Sebas ya sabiendo que su amigo estaba del todo bien le contestó:

—El edificio se derrumbó con nosotros en él, eso fue lo que pasó.

—¿Y Milagros y Cecilia?

Sebas tardó unos segundos en responder, luego le dijo:

—Solo estamos los dos, las busqué hace un momento, pero no encontré nada de ellas.

—Estás diciendo acaso que ellas...

Sebas bajó la mirada, José entendió que ahora solo quedaban ambos y que tenían demasiada suerte de haber sobrevivido a lo que les había pasado, luego José le dijo a Sebas:

—Ayúdame a levantarme.

—¿Ya estás bien?

—Sí, no te preocupes, vamos, no podré hacerlo solo.

Sebas levantó a José, y luego José ayudó a Sebas a caminar, cuando José le dijo a Sebas:

—¿Ahora qué haremos?

—Tranquilo, ya sé que hacer, primero bajemos a las calles.

—Pero, ¿cómo?

Sebas y José miraron el lugar completamente, cuando Sebas vio como en una esquina había unas escaleras, entonces le dijo a José:

—Bajemos por esas escaleras, pero con cuidado, este lugar ya está en las últimas.

—Bien, vamos.

Sebas apoyado en José caminaron hacia las escaleras, pero en el camino, ambos vieron unas armas en el suelo, y decidieron tomarlas para defenderse, luego comenzaron a bajar, y al momento de llegar al piso número tres, vieron como una parte, se encontraba el cuerpo de Milagros inconsciente, mientras que Cecilia trataba de despertarla. Sebas al ver a la menor de las hermanas viva dijo sorprendido:

—¡Cecilia estás viva!

Ella al notar la presencia tanto de Sebas como la de José se alegró, sus ojos se llenaron de lágrimas y fue corriendo a ellos.

—¡Chicos! —Gritó ella dando un abrazo a ambos, seguido de ello agregó—: ¡Me alegra tanto que ambos estén bien!

—A nosotros igual Ceci, que bueno que te hayas salvado —dijo Sebas.

—Pensábamos que habías muerto, pero solo caíste un piso debajo nuestro, pero, ¿qué sucede con Mila? —preguntó José.

—Ambas estamos bien, pero mi hermana aún no despierta.

—¿Pero está viva? —preguntó Sebas preocupado.

—Sí, es solo que esta inconsciente, no sé qué hacer...

En ese momento, Milagros comenzó a despertar, luego vio a sus demás compañeros y dijo:

—¿Chicos? ¿Dónde estamos?

—¡Hermana, estás bien!

Cecilia fue rápido a abrazar a su hermana, los rostros de todos se llenaron de alegría, y la de Sebas, volvía a tener esperanza. Mientras Cecilia abrazaba a su hermana ella le dijo:

—Con cuidado que aún me duele el cuerpo.

—No me importa, lo importante es que estás viva, y que Sebas y José igual, no habría soportado que alguno de ustedes se hubiera ido.

—En eso todos estamos de acuerdo, Ceci —dijo Sebas.

Cuando ya estuvo del todo bien, todos ayudaron a levantarse a Milagros, y una vez se encontraba de pie dijo:

—Me alegra verlos a todos, saber que nadie ha muerto da mucha felicidad, pero ahora sí díganme, ¿dónde estamos?

—En DeepOcean, no sé cómo, pero sobrevivimos a la caída del edificio y los demás nos tuvieron que dejar porque lo más probable es que hayan pensado que morimos —contestó Sebas.

—¿Entonces nos quedamos varados en esta ciudad?

—Lamentablemente... sí —contestó José.

—¿Ahora qué haremos? Estamos en la ciudad más peligrosa en todo el mundo.

—Sé que pediré mucho, pero no se alteren —dijo Sebas.

—Sí, es demasiado —dijo José.

—Lo siento Sebas, pero, ¿cómo nos pides que no nos alteremos ahora? —preguntó Cecilia.

—Se los pido porque ya tengo un plan.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now