Capítulo 29 - Contratiempos

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En el helicóptero, el piloto le dijo al equipo:

—Para cortar camino y llegar más rápido a la ciudad pasaré sobre la ciudad de DeepOcean.

—¿Está hablando de la ciudad en la que antes estaba mi equipo y yo? —preguntó Sebas sorprendido.

—¿Hablas de esa misma? —agregó José.

—Exactamente, así llegaremos más rápido a Filadelfia, es el mejor atajo.

—Supongo que está bien. Chicos, traten de ponerse muy nostálgicos —bromeó Sebas.

—Sí, claro, sobre todo con los lindos recuerdos de cuando casi morimos en sus calles —mencionó Milagros de manera sarcástica.

—Esos son los mejores —dijo Cecilia.

Mientras estaban en el helicóptero pasando sobre el lugar, vieron por las ventanas como estaba su antigua ciudad desde lo alto, y todos se dieron cuenta que ese lugar sí era una verdadera zona de guerra, que a comparación de la otra ciudad a la que habían ido, esta estaba mucho peor. Veían todo desde lo alto, preguntándose como pudieron aguantar tanto en esa ciudad, pero decidieron no pensar tanto en ello y enfocarse en la misión que tenían ahora.

En una base subterránea en DeepOcean...

El enmascarado seguía examinando las muestras que sacó de los zombis prisioneros, cuando escuchó algo, que provenía de la superficie; sin pensarlo mucho salió a ver de dónde era ese ruido, y al salir, notó como ese sonido era de un helicóptero. Al verlo detenidamente por unos segundos dijo:

—Así que un helicóptero del ejército, se dirige hacia el sur, y hasta donde sé, la zona segura está en dirección contraria a donde va, lo que significa que tarde o temprano volverán a pasar por aquí —se silenció unos segundos y luego agregó—: Para cuando vuelvan ya estaré listo.

El enmascarado entró a su refugio, sacó una navaja y un rifle de caza con francotirador, luego salió de su base y caminó rumbo al centro de la ciudad. Mientras tanto los supervivientes llegaron rápido a su destino. El piloto se estacionó en la azotea de un edificio frente a la casa donde estaban los esposos, seguido de ello el piloto les dijo:

—Cuando tengan a la pareja tendrán que traerlos aquí arriba, no podré bajar por ustedes, sería muy arriesgado.

—No te preocupes, los traeremos aquí —contestó José.

Todos entraron al edificio y comenzaron a bajar. El edificio no tenía ningún elevador, así que obligatoriamente tenían que usar las escaleras. A los zombis que estaban dentro del lugar, los iban acabando algunos con sus armas de mano y otros con sus armas de fuego. Era un edificio de diez pisos, y luego de tanto bajar, finalmente el equipo llegó al piso número uno. Salieron del edificio y presenciaron como toda la calle estaba completamente infestada de muertos vivientes. La casa estaba al frente del edificio, así que sin perder más tiempo fueron velozmente a tratar de cruzar la calle. Varios infectados se percataron de su presencia y fueron tras ellos, pero para su fortuna, no apareció ningún mutado, ya que uno de esos habría complicado la situación. Al llegar a la casa, Sebas llamó a la puerta mientras que sus compañeros le cubrían:

—¡Somos el equipo de rescate! ¡Vinimos porque solicitaron ayuda al CAB por teléfono! !Desbloqueen la entrada para poder ingresar!

Pasaron unos segundos, Sebas se extrañó, ya que no escuchaba ningún ruido de adentro, y por un momento llegó a pensar que quizás habían llegado tarde, pero finalmente abrieron la puerta; el equipo entró a la casa, y Sebas, José y Alex bloquearon nuevamente la entrada para que no ingresen infectados, luego José preguntó a los esposos:

—¿Fueron ustedes los que llamaron al CAB verdad?

Entonces el Hombre respondió:

—Sí, fuimos nosotros —respondió el hombre.

—Tranquilos, los llevaremos a la zona segura en nuestro helicóptero de rescate —dijo Sebas apaciguando a la pareja al verlos temerosos.

En eso, la mujer preguntó:

—¿Y ustedes no son muy jóvenes para estar rescatando a la gente en el ejército?

Entre todos se intercambiaron miradas.

—No... sí... bueno explicarle tomaría mucho tiempo, así que mejor lo dejamos ahí. Confíe en nosotros.

—Bueno... ¿Y dónde está su helicóptero?

—Está en la azotea del edificio del frente, no puede bajar ya que es muy arriesgado.

—Pero no se angustien, nosotros los llevaremos sanos y salvos a él —dijo Marcell.

—¿Pero ahora cómo saldremos sin llamar la atención de muchos zombis? —preguntó Cecilia.

Sebas pensó un momento, luego preguntó a los esposos:

—Disculpen, ¿tienen alguna puerta trasera?

—Sí, tenemos una, y también está bloqueada —respondió la mujer, luego Sebas dijo:

—Pues perfecto, ya tenemos una salida, literalmente, ya tengo un plan.

—¿Y cuál es? —preguntó José.

—Saldremos por la puerta trasera, Marcell y Alex me acompañarán y juntos llamaremos la atención de los infectados, mientras que ustedes llevan a los esposos al helicóptero.

—Buen plan, pero, ¿nosotros nos sacrificamos o qué? —preguntó Alex a Sebas.

—Cuando ellos ya estén a salvo, nosotros iremos a la azotea, el punto es que ellos lleguen a la zona segura.

—Tienes razón, para mí, el plan está genial —dijo Marcell.

—Bueno, ¿supongo que estamos aquí para arriesgar no? —agregó Alex.

—Esa es la actitud.

Luego de unos minutos de acordar bien el papel de cada uno en el plan, salieron de la vivienda para finalmente ponerlo en marcha.
Los primeros en salir fueron Sebas, Marcell y Alex, quienes hicieron unos disparos al aire para atraer a los infectados hacia ellos, luego cuando tuvieron su atención, los alejaron de los demás supervivientes, y empezaron a liquidar a todos los zombis. Los supervivientes restantes llevaron a los esposos al edificio, pero en el trayecto, el hombre golpeó accidentalmente un vidrio frágil haciendo que este se rompa, poniendo la atención de los infectados en ellos, que fueron por ellos, al ver esto, Sebas gritó a los demás:

—¡Corran, ya los vieron!

Entonces todos comenzaron a correr por las escaleras, disparando a los infectados para evitar que se acerquen a la pareja. Parecía que el edificio era de escaleras infinitas, hasta que llegaron a la azotea; llevaron a los esposos al helicóptero, mientras que Sebas y Alex bloqueaban la puerta para que los infectados no entren, y cuando todos estuvieron dentro, ambos corrieron al transporte, que ya se había elevado un poco, ambos saltaron y fueron sostenidos por sus compañeros, mientras que los zombis que corrieron tras ellos cayeron al abismo. Luego cerraron las puertas del helicóptero. Habían terminado su segunda misión. Dentro del transporte, Marcell le dijo al piloto:

—Listo, ya puedes regresarnos a la zona.

—¿Voy por el mismo trayecto por el que vinimos?

—Será lo mejor, llegaremos más rápido.

—Está bien, próxima parada: La zona segura.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now