Capítulo 11 - Verdad

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Mientras que el hombre se disponía a contarle todo lo que sabía a Sebas, las hermanas ya habían llegado al supermercado y se dieron con la sorpresa de que todo el lugar era un caos, ya que toda la gente estaba saqueando todo en el lugar,. Al ver esto Cecilia le dijo a su hermana:

—¡Que suerte tenemos, no tendremos que pagar, están regalando todo!

—¿En serio? ¿Están saqueando el lugar personas claramente alteradas y tú solo te fijas en que te puedes llevar todo gratis? ¿No te preocupa al menos saber porque están así?

—La verdad es que no, ya sabemos que es por el virus, lo que en serio me preocupa es el hecho de que se pueden llevar todo de la tienda si no vamos rápido.

—Sabes, tienes un poco de razón, vamos ahora.

Ambas hermanas entraron al supermercado y tal y como lo hacían los demás, comenzaron a llevarse todo lo que podían. Mientras que, en la gasolinera, el hombre estaba por contarle todo a Sebas, pues resultaba que aquel hombre, era el médico que huyó del hospital esta madrugada, y ahora que sabía todo lo que el virus era capaz de hacer realmente con los que lo portaban, no pensaba quedarse en las calles de la ciudad mucho tiempo, luego como se lo dijo, le contó todo lo que sabía del virus a Sebas:

—Bien chico, presta mucha atención ya que no tenemos mucho tiempo; resulta que ese virus que salió a la luz en los últimos días, el que fue llamado B3H3, no era como lo anunciaban en la televisión o en la radio, sino que en realidad es mucho más peligroso de lo que todos en la ciudad creen.

—No me diga que usted también cree en esos rumores de la gente.

—Es que no son rumores, todo siempre fue verdad, yo fui un médico encargado de cuidar al paciente cero y vi lo que las personas que poseían la enfermedad eran capaces de hacer y lo que el virus hacía con ellos.

—¿El virus mataba las personas? ¿Por eso es tan peligroso?

—En realidad, sí, el virus es tan letal que mataba a las personas que lo poseían, pero después de minutos, eran reanimados por el mismo virus, pero no eran como antes, pues eran muy agresivos y al parecer tenían hambre de personas.

—¿Eran caníbales? ¿El virus convierte a las personas en caníbales? —preguntó Sebas algo asustado por las palabras del hombre.

—No exactamente en eso, pero sí en algo parecido.

—No puedo creerle, en serio, es muy difícil —dijo Sebas queriendo pensar que todo lo que acababa de decir el hombre era mentira.

—Joven, sé lo complicado que debe ser creerme, pero yo lo vi, con mis propios ojos fui testigo de todo lo que te cuento ahora y pronto estarán aquí.

Sebas se negaba a creer las palabras del hombre, pero podía ver en su rostro angustia, nerviosismo, por lo que al final poco a poco terminó creyendo al sujeto y le preguntó:

—Entonces, si es tan grave como lo mencionas, ¿por qué los agentes del CAB lanzaron anuncios diciendo a la población que no había razón de preocuparse?

—Lo hicieron con el fin de no crear caos en la población, para que no se alterarán, pero la realidad era otra y no solo eso, a los que éramos conocedores de todo esto nos obligaron a callarnos para así no arruinar el plan de la organización.

Sebas quedó demasiado asustado con las palabras del hombre, él quiso pensar en qué momento pasó todo esto, queriendo creer que todo era falso, aunque sabía perfectamente, que todo lo que decía el espantado hombre era verdad.

—No... no puede ser... al final, todo siempre fue... ¿real? Y yo fui muy incrédulo todo el tiempo. Estoy en el fin del mundo, estoy... en un apocalipsis zombi.

—Créame joven que no habría inventado todo esto que le cuento, aunque quisiera.

—¿Y cuándo ocurrió todo esto?

—Esta misma madrugada fue que el paciente cero se salió de control e infectó a todo el hospital, y los más probable es que ahora muchas otras clínicas y centros de ayuda del CAB también se encuentren infectados, y no solo en DeepOcean.

Pero antes de que siguieran hablando, una explosión se oyó a unas cuantas calles de donde se encontraban, luego se vio el humo que ocasionó esta, a lo que el señor completamente nervioso dijo:

—Ya están... ellos... ya están aquí.

Entonces Sebas, sin pensarlo, se subió a su motocicleta y arrancó del lugar sin mirar atrás con rumbo a su departamento. En su trayecto oía como sirenas de patrullas policiales sonaban a la vez que veía helicópteros de ejército sobrevolar el lugar, en su motocicleta avanzaba mirando a su alrededor, mientras veía distraído como la ciudad se iba sumergiendo en el caos, Sebas no notó cuando se saltó un semáforo, y para cuando escuchó el claxon de un auto delante suyo ya era demasiado tarde. En un instante todo se volvió oscuro, la cabeza le daba vueltas, intentaba ponerse de pie a la vez que el dueño del auto que chocó le gritaba:

—¡Oye mocoso de porquería, aprende a conducir! ¡¿Ahora quien me va a pagar los daños?!

Sebas no le tomaba atención, su motocicleta quedó destrozada en el suelo, ya no estaba muy lejos de su departamento, pronto escuchó gritos de la gente, volteó a mirar y solo vio a un infectado mordiendo el cuello a una persona, en ese momento, Sebas puso la cara más aterrada de toda su vida, dio media vuelta y corrió, corrió con todas sus fuerzas pensando solo en llegar con vida a su departamento.
Mientras que en el supermercado, las hermanas también oyeron la explosión, estaban saliendo del supermercado, cuando vieron como en las calles todo estaba sumido en el caos, veían personas atacando a otras, haciendo acto de canibalismo, sus cuerpos que habían entrado recientemente en estado de descomposición y estando al parecer infectados del virus B3H3; solo con ver esa escena, hizo que ambas hermanas se quedarán pasmadas con lo que presenciaban, por lo que rápidamente, se dirigieron a su vehículo y huyeron rumbo a su casa, pero salieron con tanta desesperación y miedo que dejaron sus compras en las puertas del supermercado.
Mientras tanto en su departamento, José veía la televisión, iba cambiando los canales buscando algo para ver, cuando vio como en uno de ellos pasaban un reportaje, en las noticias informaban el caos completo del supermercado y aparición de "caníbales". El reportero que se encontraba en el lugar de los hechos comenzó a narrar:

Todo inicio aquí, a las afueras del supermercado de la ciudad, donde un camión chocó con unos autos provocando una explosión, el chófer saldría del vehículo en llamas solo para atacar a las personas de su entorno; este al parecer era portador del virus B3H3, el cual terminó siendo completamente diferente a como lo anunciaban en algunos medios de comunicación el CAB diciendo que no era algo por lo que habría de preocuparse.

José quedó completamente impactado e inmóvil con todo lo que estaba viendo y escuchando; mientras que el reportero informaba más acerca de los acontecimientos sucedidos en la ciudad, él y el camarógrafo fueron atacados por unos infectados, las cámaras volvieron al set del noticiero matutino, para ver otra escena perturbadora para los televidentes, pues todos en el set estaban siendo atacados por otros infectados, pero antes que José pudiera decir algo, vio como unos helicópteros armados del ejército sobrevolaban la ciudad y abrían fuego contra hordas de infectados en las calles, rápidamente se dio cuenta que todo estaba perdido, y que nada de lo conocía volvería a ser igual

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora