Capítulo 70 - Aulladores

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Mientras tanto en DeepOcean...

Los supervivientes habían tardado hasta el anochecer, pero finalmente tenían un plan listo para ejecutar.

—Muy bien, entonces ya tenemos todo preparado —dijo Sebas terminando de alistar su mochila.

—Ahora solo hay que actuar —dijo José.

—Todo saldrá bien, chicos —dijo Milagros mostrando una sonrisa.

—Ella siempre tiene razón —agregó Cecilia.

Sebas sonrió un poco al igual que José, pero luego pasaron a ponerse serios otra vez.

—¿Vamos? —preguntó Sebas.

Todos asintieron con la cabeza. Sebas y José fueron a desbloquear la entrada de la casa en la que estaban, y empuñando sus armas, todos ya estaban nuevamente en las calles.

—Estén precavidos, chicos —dijo José.

—¿Pero la noche no nos beneficiaba? —preguntó Cecilia.

—Un poco sí, hermana —contestó Milagros—, pero aún debemos tener cuidado.

—Mila tiene razón —agregó Sebas mirando a todos lados—, solo no hagan mucho ruido y estaremos seguros.

—Todo claro —dijo Cecilia.

Los cuatro comenzaron a avanzar por las desiertas calles de la ciudad. A medida que seguían, se encontraban con varios caminantes, pero se deshacían con facilidad de ellos.

—¿Cuánto ya llevamos caminando? —preguntó José.

—Probablemente unos treinta minutos —contestó Sebas.

—¿Y cuánto falta para llegar al edificio donde viste a los helicópteros, Sebas? —preguntó Milagros.

—Estaba un poco lejos, pero ya debemos estar a mitad del camino.

—Bueno, entonces solo sigamos como hasta ahora y llegaremos en un instant...

Antes que Milagros pudiese terminar de hablar, vieron como doblando la esquina había un camión bloqueando el paso.

—¿Ahora qué? —preguntó Cecilia.

Todos revisaron un poco a su alrededor y llegaron a una solución.

—No tenemos de otra más que rodear la calle entera —dijo Sebas.

—¿Toda la calle? —Cecilia puso mala cara.

—No te quejes —dijo Milagros—, que eso no es algo tan grave.

—Está bien, ya no diré nada.

Todos comenzaron de nuevo con la caminata, pasando a rodear la calle para poder seguir, pero mientras la atención de los supervivientes se enfocaba en avanzar, no se percataban de algo que los seguía y acechaba silenciosamente sobre los techos de los edificios.

Se tardaron unos cuantos minutos de más, pero luego de ese tiempo debían solo doblar la esquina para seguir.

—Bien, ya estamos muy cerca, chicos —dijo Sebas.

—Todo lo que hacemos por un estúpido camión —dijo José.

—Ya sé que es un fastidio, pero qué se puede hacer.

—Calma, que solo hay que seguir y ya —agregó Milagros.

Estaban por seguir, pero cuando llegaron a la esquina y vieron un poco la siguiente calle, notaron que en ella habían dos mutados y unos cuantos infectados.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora