Capítulo 42 - Resurrección

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Todos bajaron rápido hasta las calles y corrieron rumbo al punto acordado. El enmascarado vio que ellos lograron bajar a salvo, y escuchó como José gritó:

—¡Vamos rápido a la estación!

Al oír eso decidió ir al mismo lugar antes, así que se subió a un auto y se dirigió a la estación por un camino alterno.

El ruido de la explosión atrajo a varios infectados, por lo que los supervivientes a la vez que
iban a la estación los iban matando con sus armas de mano para no gastar mucha munición.

—Vamos rápido no perdamos tiempo —dijo José en el camino.

—Sí, pero no exageremos, recuerden que aún me duele la pierna —agregó Sebas.

—Está bien, pero a paso ligero.

—Eso está mejor.

—¿Qué tan lejos está la estación? —preguntó Milagros.

—Pues a solo unas cuantas calles —contestó Sebas.

—¿Cuántas exactamente? —preguntó Cecilia.

—Pues... digamos que a unas 15 calles.

—¿Qué? —exclamaron ambas hermanas.

—Por eso dije a paso ligero —dijo José.

—Aún así, es difícil avanzar cuando hay varios infectados tratando de matarnos —dijo Sebas mirando de reojo a sus espaldas.

—Tratemos de llegar rápido a la avenida principal, ahí los perderemos por las filas de autos abandonados —dijo José mientras avanzaba y mataba algunos infectados.

—Buena idea, vayamos rápido —dijo Milagros.

—Oigan, ¿pero y si no funciona el plan? —preguntó Cecilia.

—No tenemos otra opción, tiene que funcionar sí o sí, ya que ahora ni tenemos un refugio para protegernos —aclaró Sebas.

—Cierto, espero que funcione entonces.

Todos los supervivientes avanzaban acabando con los infectados que se acercaban, mientras que, por otro lado, el enmascarado trataba de llegar lo más rápido a la estación, por lo que iba por atajos que él conocía y en los que no había infectados que podrían retrasarlo. Después de un tiempo de correr, los supervivientes ya estaban cerca de la estación, y después de un tiempo dejaron de llegar infectados.

—Tenías razón José, los perdimos en la fila de autos —dijo Sebas.

—Se los dije, ahora solo hay que centrarse en llegar.

—¿Ya no estamos lejos verdad? —preguntó Milagros.

—Pues no, miren allá —contestó Sebas.

Él señaló a lo lejos, en dónde se encontraba la estación.

—Al fin llegamos, parecía que nunca llegaríamos —dijo Milagros aliviada.

—Pues sí hermana, ahora solo queda esperar que el tren de la compañía de José esté ahí como él dijo.

—Sí estará ahí... espero —mencionó José murmurando.

—¿Oye qué? —preguntó Sebas.

—Nada, solo avancen.

Los supervivientes avanzaron hasta estar dentro de la estación, dónde se encontraba el tren de la compañía de José. En el lugar había varios infectados, así que los supervivientes tuvieron que matarlos antes de abordar su transporte, una vez el lugar estaba libre de zombis decidieron ir al lugar.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now