Capítulo 10 - Inicio

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En el hospital, a esas altas horas de la madrugada, el paciente cero ya estaba completamente dado por perdido. Ya no se podía hacer nada para salvarlo, el grupo del CAB al que le asignaron encontrar otro posible avance de otra cura para la nueva fase del virus B3H3 había fallado en su trabajo, ya no podían seguir tratando de mantener con vida al paciente, pues hagan lo que hagan, solo retrasarían la inevitable muerte del hombre; minutos después este murió, después de un largo y doloroso proceso, él terminó muriendo. Los del CAB temían lo peor, este virus era capaz de acabar con toda la humanidad si no era controlado y eliminado de manera rápida, y según sus estadísticas más del 75% de la ciudad ya tenía el virus, además de que más de 13 países ya habían confirmado tener personas con la enfermedad en sus centros de ayuda. Tenían que hacer algo de inmediato o pronto toda la raza humana se extinguiría; se pusieron a pensar en formas de contrarrestar y erradicar el virus, pero mientras que pensaban en ideas, no prestaron atención a lo que ocurría a sus espaldas, de un momento a otro, el cuerpo del paciente empezó a convulsionar de una manera muy brusca, los agentes quedaron muy sorprendidos, no comprendían que era lo que estaba pasando, pues se suponía que el paciente ya había muerto hace ya un buen tiempo y no tendría que tener este tipo de reacciones, segundos después paró de convulsionar, quedó completamente inmóvil, pero luego el cuerpo comenzó a hacer ruidos parecidos a gemidos, que poco a poco eran más fuertes, luego comenzaron a moverse las extremidades del paciente, los agentes comenzaron inmediatamente a examinar el cuerpo; se acercaron a él para iniciar con el análisis, pero este se salió de control y se abalanzó contra uno de los agentes, rápidamente los demás que se encontraban en la habitación lo inmovilizaron, lo ataron a la cama, y entonces fue ahí que empezaron a examinar al paciente. Los agentes vieron como el virus, había reanimado al portador, pero no entendían la razón de cómo, este ya había fallecido, y no comprendían como era que el virus había resucitado de alguna manera al paciente, pero antes de que pudieran especular teorías del porqué de este extraño suceso, el paciente se liberó de las ataduras y empezó a atacar a los agentes y médicos de su alrededor. Estaba en un estado completamente agresivo y descontrolado, los atacaba arrancando partes de la cara o con arañazos, los que iban siendo atacados por el paciente se iban convirtiendo rápidamente como el descontrolado infectado, en solo poco tiempo, casi todos los que se encontraban en el lugar se infectaron, y solo un médico y algunos agentes del CAB lograron huir del lugar a salvo, pero al salir a los pasillos, se perturbaron al ver como varios médicos y otras personas también estaban infectados y atacaban a la gente. El médico y los agentes lograron evadir a todos los infectados del pasillo y finalmente salieron a las calles, pero al huir del hospital, el panorama de la ciudad no era tan diferente, pues muchas personas de afuera también estaban infectadas, se encontraban en todos lados, por lo que se apresuraron y huyeron lejos del lugar cada uno por su cuenta.

El médico salió rápido con dirección a su casa, abriéndose paso entre los infectados.
A la mañana siguiente, Sebas se levantó temprano para ir a hacer las compras de la semana, salió de su departamento, subió a su motocicleta y partió rumbo al supermercado. Notó que la ciudad estaba muy desolada, pero eso era mejor para él, pues no había nada de tráfico, mientras que en la casa de la hermanas, se preparaban para ir también al supermercado a hacer sus compras para el desayuno, por lo que se subieron a su auto y se fueron.
Mientras que en el departamento de José, él se disponía a tener un largo día de descanso, por lo que no saldría y solo pediría comida a domicilio. En el trayecto de Sebas, se dio cuenta que no quedaba casi nada de gasolina, por lo que se detuvo en un grifo cercano por combustible. En lo que su motocicleta era llenada de gasolina, un hombre salió corriendo, llevaba una caja con comida enlatada y agua; iba tan apresurado que no notó que Sebas estaba en su camino, chocó con él, este término cayendo y todo de su caja se le fue al suelo. Sebas lo levantó y le dijo:

—¿Se encuentra bien?

—Sí, me encuentro bien, ahora me debo ir.

—Discúlpeme, no vi que venía.

—No, discúlpame tú, tengo que fijarme más por donde voy, ahora si me permites, me tengo que ir.

—Señor se oye muy angustiado, ¿le sucede algo?

—No, no te preocupes, ya me tengo que ir, no tengo mucho tiempo.

-—¿Seguro? No parece sentirse bien, sé que no es de mi incumbencia, pero...

—No joven, ya le dije que estoy bien, ahora perdón, pero me tengo que ir.

—Señor, si tiene algún problema es mejor que me lo diga para ver si puedo ayudarlo de alguna manera.

El señor sabía que si no le decía la verdad a Sebas este no le dejaría ir, y lo que él quería era llegar a su casa lo más antes posible, por lo que no tuvo otra alternativa más que decirle todo:

—Parece que no tengo otra alternativa, tendré que hacerlo.

—¿Hacer qué?

—Contarte, contarte toda la verdad.

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now