Capítulo 53 - Furia

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Los chicos luego de forzar la entrada con todas sus fuerzas, finalmente lograron ingresar.

—Ve y avísale a Mila que venga rápido —dijo José a Sebas.

—Bien eso haré.

Sebas salió a llamar a Milagros, y la vio totalmente inmóvil mirando el panorama de los infectados que se acercaban a gran velocidad hacia ellos.

—¡Mila ven rápido que la puerta ya está abierta! —le gritó.

Pero Milagros no escuchaba las palabras de su compañero, solo se quedó viendo al individuo causante de su intranquilidad estas últimas semanas. En esa azotea, el enmascarado se dio cuenta que Milagros se había percatado de su presencia. Sebas por su parte, vio que los infectados cada vez estaban más cerca.

—¡Milagros ven de una vez! —volvió a gritar.

Pero ella seguía sin hacer caso. Ahora los ojos de Milagros estaban llenos de furia, incapaces de prestar atención a cualquier cosa que no fuera al maldito de la máscara. Ella avanzó un poco, tomó una de las pistolas que llevaba consigo, apuntó y disparó contra el enmascarado, quien sorpresivamente recibió el disparó en el brazo, haciendo que comience a sangrar. Este se levantó de donde estaba y se fue maldiciendo entre dientes. La horda ya estaba muy cerca de Milagros, por lo que Sebas insistió nuevamente con otro gritó.

—¡Milagros entra de una maldita vez!

Nuevamente fue ignorado. Milagros al notar la fuga del enmascarado trató de ir tras él. No le importaba si sus compañeros la seguían o no. No le importaba los llamados de Sebas. No le importaba tener que pasar en medio de la horda masiva de infectados. No le importaba si debía acabar con ellos uno por uno con tal de llegar al enmascarado lo más antes posible. A ella solo le importaba una cosa ahora, que era encontrar a su hermana, y si debía de torturar al hombre que se la llevó con el fin de que le diga dónde está, lo haría sin pensarlo.

—Sebas te dijo que vengas.

Milagros redirigió su mirada rápidamente a su derecha. Lucas había ido hasta ella. La tomó del brazo y la llevó con los Sebas y José hasta la casa para refugiarse

—¡Suéltame ahora Lucas! ¡Debo ir tras él o se va a escapar otra vez!

Lucas solo la ignoró y se apresuró en llevarla hasta la casa. Milagros fue sujetada por Sebas y José, mientras que Lucas fue a cerrar la entrada, pero al momento de salir, un infectado se abalanzó dónde él. Los demás se dieron cuenta de ello y fueron a ayudarlo. Sebas le metió un golpe con su pistola al infectado haciendo que retroceda, para luego destrozarle el cráneo de un disparo. José ayudó a levantarse a Lucas y todos entraron a la casa bloqueando la entrada. Cuando todos estuvieron finalmente a salvo, Milagros centró su total enojo contra sus compañeros.

—¡¿Se puede saber qué les ocurre?! —dijo exasperada.

—¿Perdón? —preguntó Sebas aún respirando algo agitado.

—El maldito imbécil que secuestró a mi hermana se encontraba allá afuera, y estaba por seguirlo cuando ustedes me trajeron aquí. Ahora por culpa de ustedes no podré encontrar a mi hermana.

Sebas entonces se enojó, y de lo que estaba sentado en el suelo tomando aire se levantó, se dirigió a Milagros y le dijo:

—Escúchame tú ahora, Milagros, te hemos estado pasando muchas, pero esto ya es suficiente. Esta vez sobrepasaste los límites.

—¿Qué hice qué?

—¿Nos hechas la culpa a nosotros de salvarte la vida? ¿No te das cuenta de lo que hiciste allá afuera?

Death in Deep: Muerte en lo ProfundoWhere stories live. Discover now