XXVIII

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Normalmente, en sus días libres salían e iban a divertirse por ahí, aunque la mayoría de veces hacían únicamente lo que el mimado quería. Tenían citas y no se preocupaban de sus deberes, disfrutaban del tiempo juntos más que nadie.

Sin embargo, para ese día no habían decidido nada, así que cuando el castaño abrió sus ojos al despertar, lo primero que disfrutó fue de aquella vista tan magnífica, su novio no oficial, sin pijama y abrazándolo delicadamente. Este se veía sumamente cansado. Quizás no debería de perturbar su sueño con cosas indecentes.

Con cuidado de no despertarlo, el de piel acanelada deslizó sus dedos por debajo de los ojos contrarios, analizando aquellas ojeras que habían comenzado a formarse sin que ninguno de los dos se percatara de ello antes. Mientras admiraba su pacífico rostro, sintió su propio estómago removerse y hacer sonidos extraños.

--- No puedo desayunarte. Eso me pone muy triste--- abultó sus labios. El otro ni siquiera podía escucharlo entre sueños, pero le daba igual por completo. No planeaba decirle algo así de todas maneras. No cuando aún no se atrevían a dar el siguiente paso por razones desconocidas.

Acarició aquellos duros abs y soltó un profundo suspiro. Qué injusticia. Todo eso era suyo y no lo podía disfrutar.

--- Nada más antojas. ¡Qué coraje!

Jamás se había sentido tan atraído por algún otro hombre antes. Es decir, diablos, ¿Cómo no sentirse seguro de su sexualidad cuando le encantaba aquel tipo misterioso a su lado? Si era sincero, le gustaba hace mucho. Después de saber que no tenía malas intenciones, decidió "seguirle el juego", pero terminó más perdido que Zoro de One Piece.

En esos momentos era cuando realmente le agradecía a JiMin por su existencia. Sin él y sus consejos absurdos, seguramente no se habría animado a explorar aquellos horizontes desconocidos. Se habría perdido aquella grandiosa oportunidad de descubrir el amor y ser millonario. Osea, de tener un sugar daddy. Mierda, sonaba como una broma, ¿No? Hasta el momento le resultaba difícil creerse el hecho de que alguien así estaba aparentenemente enamorado de él.

El no tener a alguien antes, no le afectó mucho realmente, aunque ahora que tenía "algo" que cada día se volvía más y más oficial, se preguntaba hasta donde llegaría todo. ¿Dónde estaba el final? Pensaba en las mil y un posibilidades de cómo terminaría todo y eso le asustaba en demasía. No quería salir lastimado y mucho menos lastimar a JungKook. No lo merecía. Era alguien bueno. Bien... Al menos con TaeHyung lo era. Quizás por eso es que de repente le entraban ganas de devolverle todo lo que le daba para hacerlo sentir pleno también.

Se levantó motivado, dando por finalizada su pequeña conversación interna. Estirándose un poco y, cuando se sintió más despierto, únicamente cubrió a su mayor con las mantas, para posteriormente avanzar directo hacia el baño.

Mientras se duchaba, el universitario no podía evitar pensar en cómo es que había pasado de encerrarse en su habitación durante las noches (por si las dudas), a correr directamente hasta la cama del azabache para dormir juntos. Era tan cómodo acostarse a su lado y ser rodeado por esos fuertes brazos que lo atraían hasta su pecho. Sentir su calor corporal y recibir palabras lindas de su parte era algo que jamás imaginó obtener en toda su corta vida de parte de "una pareja seria".

Al salir de la regadera, se secó y se vistió ahí mismo con ropa del otro. No quería arreglarse en la habitación donde había posibilidades de que su contrario despertara justamente en ese momento y lo observara. Pero claro, como si no lo conociera lo suficiente, ¿No? El mayor jamás haría algo así. Qué tonto se sentía. Jamás se atrevería a acosarlo o molestarlo. Lo más seguro era que lo viera de reojo antes de desviar la mirada por completo.

Sugar, but not your baby (KookTae)Where stories live. Discover now