XXXIII

156 14 8
                                    

--- JungKook, con pedirte que fueras tú mismo, no pensé que regresaras con cien mil perforaciones--- aclaró mientras abultaba sus labios y soplaba en dirección a su ceja antes de colocar un poco más de spray.

Su mayor hizo una mueca y frunció el ceño, quejándose por el dolor. La delicadeza de su prometido ayudaba mucho, pero igual lo lastimaba el desinfectante. Ardía en demasía a pesar de ser una herida tan pequeña.

--- Pero yo siempre quise ponerme un piercing--- habló con sumo cuidado, ya que se había puesto uno incluso en el labio inferior--- ¿Cómo me veo?--- inquirió, sin mover mucho la boca. Sus ojos destilaban emoción. Era una bolita de ternura. Era como un pequeño atrapado en un gigante.

TaeHyung soltó una risotada sin poder evitarlo. Le gustaba que se sintiera libre y que no tuviera miedo a lo demás. Se notaba lo mucho que le estaba costando aún y lo que había pasado durante esos últimos años. El mismo azabache mencionó que si no hubiera sido por su madre, quizás no hubiera tenido el valor suficiente para decir en voz alta y a todo el mundo que su orientación sexual era diferente a la del resto. Aunque, claramente la señora Jeon no se esperaba que sus consejos sobre "ser más valiente" terminaran revelando la clase de persona que era su joven hijo.

En un país donde la mayoría era de mente cerrada, donde era difícil cambiar las ideas y a las personas arraigadas a su cultura, Jeon JungKook se había atrevido a gritar a los cuatro vientos que era homosexual. Probablemente, con miedo a ser rechazado en la sociedad, incluso en el mundo de los negocios, en su propia familia.

Afortunadamente, no todo había sido gris y varias personas de las nuevas generaciones comenzaron a alzar sus voces, creando un nuevo movimiento en toda Corea del Sur. Incluso hubo demasiados ancianos que aseguraron que respetarían tales "evoluciones". Otros, en cambio, aclararon que esas cosas habían existido desde siempre.

--- Te ves asombroso, ¿Lo sabías? Te ves muy guapo--- halagó sin pena y siendo meramente sincero, pero, sin dejar de lado aquel tono de voz juguetón--- ¿De verdad te vas a casar conmigo? No puedo creerlo--- lo besó en la comisura del labio una y otra vez, con cuidado de no acercarse mucho a donde estaba el piercing--- ¿Mucho mejor, Señor Jeon?

El azabache sonrió ampliamente, atrayendo entre sus brazos al más delgado. Debía de admitir que le molestaba mucho el no poder ir a trabajar, pero, por otra parte, ahora pasaba más tiempo con su adorado osito. Lo rodeó por la cintura y suspiró. Se sentía lleno.

--- Bríndame tu ayuda con los de las orejas ahora, por favor, bonito.

--- Bien pudiste haber ido con los padres de JiMin. ¡Ellos son profesionales! En cambio, vienes y me buscas a mí--- se quejó, aunque realmente no era algo que viera como una molestia, sino que creía que si seguían así se volverían dependientes del otro--- te vas a lastimar...--- acarició los oscuros cabellos del presidente con cariño. Disfrutaba mucho estando así, abrazados y tranquilos. No necesitaban nada más.

--- Hagamos el amor--- habló bajo, obligando al menor a caer sobre su regazo para dejar un camino de besos en el cuello ajeno.

Estremeciéndose, el de piel acaramelada intentó alejarse. ¡Era muy débil, pero no debía dejarse llevar!

--- Don Perfecto, pero te hace mal. Estás demente. No debiste de hacerte ocho perforaciones hoy mismo--- lo regañó, aunque se acomodó mejor sobre las piernas de su novio para mirarse cara a cara--- Quizás si me convences de alguna manera...--- habló contra sus labios, deseando besarlo, pero conteniéndose debido a aquella herida. Además de lastimarlo, podría infectarse.

La atmósfera cambió repentinamente. JungKook era un experto manejando a su novio, así que no dudó en atraerlo mejor hacia él antes de acercarse a su cuello para mordisquear este.

El castaño se acomodó mejor y tomó una de las manos ajenas para que lo tocara por debajo de la ropa. Hacerse el fuerte ya no era una opción.

Aunque, nuevamente una jodida puerta era el obstáculo, una roca más en su camino.

--- ¿Pero quién mierdas está molestando ahora?--- refunfuñó el intenso, bufando cuando el más alto terminó dándole fin a sus acciones, deteniéndose mientras miraba hacia la puerta de la sala. ¿Quién podía ser? Si JiMin se metía como si fuera su casa, ya que tenía una copia de las llaves. ¿Ahora quién putas era?

JungKook se quedó en silencio y enseguida frunció el entrecejo, como dudando si decir algo o no.

--- Hazlo, no necesitas permiso de nadie--- le recordó, el fornido mantenía los labios fruncidos, seguramente pensando serio.

--- ¿Por qué cacas tienen que interrumpir siempre?--- cuestionó, provocando que su prometido comenzara a carcajearse--- ¿Qué?

No podía dejar de burlarse. ¿Qué clase de palabras eran esas? Creyó que diría algo mucho más fuerte. Claro. Ese universitario pícaro era peor.

Se sostuvo su pancita y dió leves golpecitos, buscando calmar su risa.

--- Es que... ¿Te estás escuchando?, ¿Amor, quieres que te enseñe a insultar?--- preguntó con una carita llena de diversión, aunque su mayor ya no dijo nada. Parecía en serio avergonzado y arrepentido de haber hablado--- yo te ayudaré. Confía en mí~

Volvieron a tocar la puerta insistentemente, así que, TaeHyung, meramente harto, se levantó furioso y fue a abrir. ¿No podían tener ni un momento de paz o qué?

--- ¿Qué pende-?--- en cuánto dos personas mayores aparecieron frente a sus ojos, inmediatamente cubrió su boca. Bueno, sus papás no lucían muy contentos. Los habían hecho esperar--- Eh, mamá, papá...--- aclaró su garganta y se reincorporó, pidiéndoles con un ademán de mano que entraran. Oh, por Dios. Casi clavaba su estúpida tumba ahí mismo.

Sugar, but not your baby (KookTae)Where stories live. Discover now