XXXII

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A la siguiente, mejor se la pensaba dos veces antes de estar como un hormonal todo alborotado. Le dolía hasta la última célula de su cuerpo en esos momentos y eso que ya era el día siguiente. ¡Habían bajado a cenar, pero definitivamente ahora le costaba hasta moverse!

Observó a su Romeo. Este aún dormía abrazado a su cuerpo, como si no quisiera soltarlo. Maldito cursi.

Ya era una mañana nueva, pero aquel hombre parecía no querer ni siquiera comer algo. ¿¡Cómo era posible!? Si TaeHyung estaba muriendo de hambre a esas alturas.

Puchereó y sin más opciones se recargó contra su pecho, casi que lloriqueando ante el dolor. No lo despertaría. Después de todo, aún estaba en peligro de volver al hospital. Debía dejarlo descansar, dormir. Casi que extraerle mágicamente todo el estrés que había acumulado durante a saber cuánto tiempo, evitar que intentara largarse a la oficina. Justo como se lo había ordenado la señora Park. Además de que, debía de ir a terapia. Aunque esto último realmente no quería hacerlo. ¿Cómo lo convencería de ir?

--- Eres estúpido. Quieres casarte conmigo y ni siquiera me alimentas--- se quejó, aunque se sintió tímido al decir algo así en voz alta. Casarse. Cierto. Eso harían en algún futuro no muy lejano.

Se acercó al rostro ajeno y comenzó a dejar castos besos en este. Amaba hacer eso y darle muchos, muchos mimos. Jeon JungKook merecía eso y más. Merecía amor.

La puerta fue tocada varias veces, provocando que TaeHyung se asustara. Se habían dormido desnudos después de bañarse y cambiar las mantas de la cama, así que no le gustaría ofrecerle tal vista a quien sea que quisiera entrar.

Tocaron nuevamente y pronto una voz joven se escuchó.

--- Se-señores Jeon. Mi señora pidió que les trajera el almuerzo--- hablaron del otro lado de la puerta con evidente nerviosismo. Y bueno, en el corto periodo de tiempo que llevaba ahí, se había dado cuenta del porqué. Todos le tenían miedo a su novio, como si fuera alguna especie de monstruo come humanos, cuando la realidad era otra. Aunque, a saber qué lado de él hayan visto durante todo ese tiempo--- lamento molestar--- añadió--- pero ya es algo tarde...

TaeHyung se levantó de la cama como un resorte y corrió hasta el armario gigante que había ahí, tomando lo primero que vió. Vaya. Era una camisa gris que le quedaba enorme. Le dió igual y solo se cubrió el cuerpo antes de ir a abrir. No quería hacer esperar más al desconocido.

--- ¿Quién es?--- cuestionó el castaño mientras se asomaba, viendo a un chico menor frente a él con un carrito lleno de comida. Ah, en esos momentos amaba esas estupideces de millonarios--- Menos mal, estaba muriendo de hambre y JungKook no despierta--- puchereó.

Con una mirada sorprendida, el extranjero escaneó fijamente al universitario, avergonzándose al notar que no estaba usando pantalones. Bueno, a su parecer, el nuevo integrante de la familia tenía un cuerpo espectacular y le parecía muy lindo. ¿Estaría mal halagarlo? Después de todo, próximamente él sería dueño de todo lo que los Jeon poseían. Kim lo tendría todo, así que no quería ser despedido por parecer grosero.

--- Uh... Yo... Usted se ve muy bien--- se atrevió a decir, sin poder arrojar su nerviosismo a otro lado.

--- ¡Ah!, ¡Muchas gracias!--- dijo el piel acaramelada con una emoción muy notoria. Al acabar de decir esto, unos fuertes brazos lo atrajeron ligeramente hacia atrás, rodeándolo por la cintura. La puta madre, casi le iba a dar un infarto.

Un JungKook malhumorado apareció detrás de TaeHyung, aterrorizando al pequeño japonés que les había llevado el carrito.

--- Lárgate--- ordenó frío, frunciendo el ceño al ver a aquel que no había sido llamado en ningún momento. Ni siquiera había que decirlo como para que los presentes supieran lo que estaba sucediendo. El azabache estaba realmente celoso y enojado, porque creía que ese chico estaba acosando a su osito.

Cruzándose de brazos, su prometido se giró y lo miró fijamente, con un destello de molestia en sus grandes y brillantes ojos.

--- ¡Oye, no debes de ser grosero con los demás!--- le gritó enfadado también. ¿Cómo podía ser tan cruel con el chico si no había hecho nada malo?--- aparte nos trajo la comida. Sé más agradecido--- pidió, disminuyendo el volumen de su voz, todo bajo la atenta mirada de su novio y del joven trabajador del lugar.

El fornido no quería discutir, pero estaba fuera de su alcance el comprender aquella empatía que el de piel canela poseía con la mayoría de personas.

--- Es su trabajo. Para eso le pagan.

Oh, no. Por supuesto que Kim TaeHyung no le perdonaría esa frase, pues había pasado por mucho también en el servicio a cliente mientras trabajaba de repartidor, de mesero, de cualquiera de esas cosas.

--- Es-está bien, lamento mucho la molestia. Debí de haber tratado mejor a...

--- ¡Jeon JungKook, ¿Sabes cuántas veces he escuchado esa puta oración!? A las personas como nosotros nos pagan miserias por servir únicamente, no para ser tratados como la mierda. También somos humanos. Sé más consciente--- lo regañó, poniéndose al lado del otro chico para darle su apoyo--- y tú, no debes disculparte. ¡Deberías de mostrar inconformidad a quien te contrató! No debes permitir esta clase de tratos--- le hizo saber. Aunque, irónicamente, aquel japonés había sido contratado por la madre de aquel al que TaeHyung llamaba "malvado"--- deja ese pensamiento retrógrada, Jeon. Eres mucho mejor que eso. Ya eres mayor y tu padre no está aquí--- señaló a su alrededor, sorprendiendo al pelinegro.

Todo se había vuelto repentinamente incómodo, así que el castaño se disculpó en voz baja con el empleado y tomó el carrito para meterlo en la habitación, observando a su novio, quien se había quedado cabizbajo al escuchar tales palabras venir de su parte.

--- Lo siento, amor, pero no puedes ser tan cruel con las demás personas sin saber qué es lo que pueden llegar a sentir con tan solo una de tus palabras--- tomó sus manos y observó los ojos apagados de su pareja. Seguramente este había tenido algún feo recuerdo, pero no se arrepentía. Tenía que hacerlo recapacitar--- tampoco te estoy pidiendo que te conviertas en un dulcesito con exceso de azúcar. Quiero que seas más amable con los demás. No sabes por lo que han pasado. No te cuesta nada agradecer de vez en cuando. Pedir las cosas de favor... ¿Entiendes?

Don perfecto al fin se dignó a mirarlo. Lucía verdaderamente afectado. ¿TaeHyung se habría pasado? ¡No, no podía ceder en esos momentos y compensarlo por lo que había ocasionado!

Ambos se sentaron en la cama, con sus dedos entrelazados y muy cerca el uno del otro. Debían de hablar.

--- Mi padre... No es nada de lo que tú dices--- dijo obvio. Aquel viejo era un dolor en el culo, seguro más fuerte que el que se cargaba el universitario en esos momentos--- Lo has visto ayer, no aprueba esto. Jamás piensa en los sentimientos ajenos y así me crió.

Su prometido asintió comprensivo. Imaginaba lo difícil que había sido su vida como para llegar hasta ese punto. Tenía ganas de llorar. Sabía que no podía cambiar de un día para otro. Era ridículo.

--- JungKookie, ese bastardo ya no se puede entrometer. Ya eres lo suficientemente mayor como para tomar tus propias decisiones. Ya puedes seguir tu propio camino, tus ideales. Él ya no debe de afectarte--- murmuró mientras retenía sus lágrimas--- deja de hacerte daño, por favor. Deja de dañar a terceros. Me lastima verte así--- chilló llevando la mano del otro hasta la altura de su pecho, apuntando a su corazón--- ya puedes ser tú mismo.

Sugar, but not your baby (KookTae)Where stories live. Discover now