Capítulo VI

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Nicolás abandonó la terraza ante la mirada fija de Alejandro, entre murmullos cada vez más débiles provenientes de los comensales que ocupaban las mesas alrededor, y para cuando desapareció del alcance de su vista, pareció volver en sí solo para ver frente a él la figura de Cristina, ansiosa por oír una explicación.

—¿Qué pasó Alejandro?, ¿qué fue todo eso?

—No sé —respondió sin inmutarse mientras caminó en dirección al bar.

—¿Cómo que "no sé"?, te estabas abrazando con ese cliente, ¿acaso lo conoces? —siguió preguntando Cristina. Después de todo lo que había visto, no iba a dejar a su amigo así tan fácil.

—No lo conozco —respondió, y viendo a Ignacio muy irritado, le dijo simplemente—: Disculpa la demora.

—Sí, claro, ¡¿qué fue ese espectáculo de ahí afuera?!, ¿era tu novio?, porque no se me ocurre otra razón para que, de un momento a otro, te olvides de todo.

—¿Mi... novio? —murmuró Alejandro.

—¡Entonces sí que lo es!, sabes que no está permitido...

—Ya déjalo, Ignacio, no lo molestes más —dijo Ariel, asomándose a la ventanilla de la cocina con voz de regaño, pero se suavizó al ver a Alejandro—. Lo sabes, ¿verdad?, no está permitido hacer esas cosas en el trabajo, debiste haberle dicho que esperara a que terminara tu turno.

—No me habías contado esto, Alejandro, tendremos que conversar un día de estos, cuando estemos libres —señaló Cristina, cruzándose de brazos.

—¡Esperen!, ¡esperen! —recién caía en la cuenta de lo que hablaban sus compañeros y se apresuró a aclarar—. ¡Nicolás no es mi novio!, ¡ni siquiera es mi amigo!

—¿Nicolás?, pero si sabes su nombre, eso es raro —observó Ignacio.

—No lo conozco, nos presentamos recién hoy —el rostro de Alejandro comenzaba a sonrojarse—. Apenas cruzamos unas palabras, pero...

—Eso lo hace más raro todavía, si no lo conoces, ¿por qué se estaban abrazando de esa forma? —Ignacio no parecía convencido en absoluto.

—Alejandro, ¿de verdad no se conocían de antes?, incluso para mi es difícil de creer —dijo Cristina.

—Para mí también y créeme que, para estar tan lejos, me parecía que ustedes estaban abrazándose como una pareja —agregó Ariel, saliendo de la cocina y acercándose al grupo—. ¿Qué fue lo que pasó?, ¿nos quieres decir?

Alejandro estaba a punto de ceder ante la petición de su compañero, pero tras pensárselo un poco, ¿qué podía decirles?, que se había encontrado con Nicolás durante una noche, que habían caminado de la mano y se habían abrazado sin siquiera conocerse. ¿Qué clase de historia era esa? No, primero tenía que ordenar sus ideas respecto de Nicolás y luego poder hablar con sus amigos, antes no, solamente provocaría más confusiones y en ese momento no estaba ya de ánimo para tal situación, sobre todo porque su turno no había terminado y aún quedaban algunas horas antes del cierre del local.

—¡Oigan, ustedes!, ¿qué hacen todos ahí conversando? —era la voz de don Julio—. ¡Aún no hemos terminado!, ¡vuelvan a sus labores! Ya me extrañaba no verlos trabajando.

Inmediatamente el grupo se disolvió, regresando Ariel a la cocina, Ignacio al mesón y ambos camareros, tomando sus bandejas, a atender a los clientes recién llegados.

—No creas que te has salvado, Alejandro, me debes esa explicación —dijo Cristina con seriedad.

—Después te contaré todo, lo prometo, pero antes hay algunas cosas que debo ordenar en mi cabeza —fue la respuesta de Alejandro antes de separarse de ella y dirigirse a una de las mesas. "Sí, algunas cosas".

La mirada del extrañoWhere stories live. Discover now