Capítulo XLVIII

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Con el paso de los primeros meses la relación había progresado significativamente, al punto de que, tanto Alejandro como Nicolás, se habían presentado con sus padres, se visitaban con frecuencia y compartían algunas actividades juntos, sobre todo los fines de semana; sin embargo, los problemas se presentaron luego: para los chicos resultaba complicado disimular sus sentimientos y la necesidad de estar en la compañía del otro, intercambiar caricias o incluso besarse, se hacía más fuerte cada vez, y el hecho de tener que fingir ante los adultos que solo eran amigos, representaba un prueba que solo aumentaba en dificultad.

Frente a esta situación, Alejandro recordaba con cierta frecuencia los consejos que sus amigos le dieron esa mañana en el club; solo ellos conocían la verdad tras su relación y pese a que le dijeron que llevaran las cosas con calma, la decisión de anunciar su noviazgo a sus padres era algo que Alejandro y Nicolás no podían ni querían postergar más.

—Estoy decidido, hablaré con tus padres —dijo Nicolás. Ese día estaba en la casa de Alejandro, charlando en su cuarto sobre la creciente problemática que se había instalado después de ser presentado con los padres del peliclaro: Alejandro lo había llevado un día de visita y presentado como "aquel amigo" con el que había salido "aquella vez", y los adultos, Felipe y Olivia, tras darle la bienvenida, almorzaron y charlaron con toda normalidad, quedando al final con una buena impresión del chico, pero cuando su presencia comenzó a hacerse frecuente, surgieron las preguntas al observar los gestos, las miradas y las caricias entre su hijo y el tal Nicolás. Hoy el pelinegro estaba de visita para comer y ahora descansaba recargado sobre el pecho de Alejandro, que oía en silencio a su pareja—. ¿Qué te parece?

—Tal vez..., no lo sé, ¿y si a mis padres no les gusta la idea? —Alejandro no estaba convencido.

—Es lo mismo que podría decir de los míos, con la diferencia de que para ellos sería más sorpresivo, primero porque jamás llevo gente a la casa y segundo porque jamás he mencionado que me gusta alguien, así que ya puedes imaginarte la cara que pondrán cuando te presente con ellos y les diga que eres mi novio —dijo Nicolás—. Adolfo lo sabe, pero no se arriesgará a decírselo a nuestros padres antes de que yo lo haga, se lo dejé muy en claro cuando hablé con él y está consciente de que no lo perdonaré si comete una imprudencia.

Alejandro guardaba silencio otra vez.

—Hmmm..., pero... si no te gusta la idea, podemos intentar hablar primero con mis padres. Si doy el primer paso, ¿te animarás a seguirme? Puedo arreglarlo todo para que vengas a comer con nosotros, puedo presentarte con ellos y... —fue interrumpido.

—¡Claro que te seguiría!, la verdad es que no me siento cómodo fingiendo que solo somos amigos, y sé que tú tampoco —intervino Alejandro—. Eres otro cuando estamos a solas, bueno, yo también, me siento libre estando aquí en mi cuarto o fuera de casa, pero no frente a mis padres y me preocupa la reacción que puedan tener, ellos son todo para mí y no quiero causarles un disgusto.

—No lo será. A pesar de conocerlos hace poco, jamás los he oído expresarse mal de las personas por su orientación, es más, parecen ser muy abiertos de mente —dijo Nicolás, dándole ánimos al otro chico—. Siendo honesto, pienso que mis padres debieran preocuparnos más a la hora de confesarles lo nuestro.

—¿Estás seguro? —Alejandro se aferró al pelinegro, meditando las palabras que le dijera. Era cierto todo lo dicho acerca de sus padres y, si bien cabía la posibilidad de recibir una felicitación antes que una reprimenda, la sola idea de que se enfadaran lo ponía de los nervios. Nicolás no estaba ajeno a esta cuestión y viendo la inquietud reflejada en los ojos de Alejandro, tomó su mano y entrecruzaron los dedos.

—Lo estoy, ya verás cómo pasaremos por esto juntos, sea cual sea el resultado —sin soltarle la mano, el pelinegro se levantó lo suficiente para alcanzar los labios de su novio, que le recibió con agrado—. Todo irá bien, ¿vale?

La mirada del extrañoWhere stories live. Discover now