Capítulo LXVI

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En las próximas horas, nadie supo de Alejandro y Nicolás.

Resignados, todos los que aguardaban noticias de la pareja se fueron a dormir, en la esperanza de que por la mañana todo estaría bien, reduciéndose todo a un par de regaños por la falta de cuidado en no informar que llegarían tarde o que pasarían la noche en otro sitio. Así, padres y amigos apagaron las luces, pero no los teléfonos.

... ... ... ... ...

Transcurrieron más de dos horas desde su último intento por contactar a Nicolás, sin resultados. Había dejado el teléfono sobre el velador e intentado dormirse, consiguiéndolo con cierta dificultad.

Eran las 03:40 cuando el aparato sonó, sobresaltando a Adolfo que, estirando la mano, respondió a la llamada. Era el número de su hermano.

—¡Nicolás!, ¿eres tú? —preguntó acelerado.

—Buenas noches, ¿es usted pariente de Nicolás XXXX? —habló una voz masculina del otro lado de la línea.

—Sí, soy su hermano, ¿con quién hablo?, ¿dónde está Nicolás? —preguntó, intentando mantenerse sereno.

—Habla el oficial Ramírez, estoy llamando desde la comisaría —dijo el hombre, presentándose con seriedad—. Lamento informarle que su hermano fue encontrado junto a otro muchacho que estaba con él, ambos heridos e inconscientes en la vía pública.

—¿Qué dice?, ¿cómo?, ¿dónde está ahora?, ¡dígame, por favor!

—En este momento él está siendo trasladado al Hospital General, desconozco la gravedad de sus lesiones, pero afortunadamente aún contaba con su documentación y su teléfono. Recomiendo que usted o alguien más vaya de inmediato al hospital y esté presente durante los exámenes, además de que la policía querrá hablar con ustedes. ¿Ha entendido lo que he dicho?

—Sí... sí, muchas gracias por llamar, oficial, buenas noches.

Adolfo colgó la llamada y se quedó sentado sobre la cama, sin reaccionar.

—Hijo, ¿quién llamaba? —preguntó su madre desde el otro cuarto.

—La policía, ¡era la policía!, ¡mamá, atacaron a mi hermano!, ¡atacaron a mi Nico!

... ... ... ... ...

Diez minutos después de que hablara con Adolfo, el oficial Ramírez marcó el número que tenía por nombre "Mamá".

Olivia se despertó asustada, pero al ver el nombre de su hijo en la pantalla del teléfono, se apresuró a responder.

—¡Hijo!, ¿en dónde estabas?, te estuvimos llamando...

—Buenas noches, señora, habla el oficial Ramírez, ¿es usted la madre de Alejandro XXXX? —dijo la voz estoica del hombre.

—Eh, sí, soy su madre, ¿qué pasa con mi hijo?, ¿en dónde está? —preguntó la mujer sin disimular su creciente preocupación.

—Señora, lamento mucho informarle que su hijo fue hallado en la vía pública, herido e inconsciente, conservando afortunadamente sus documentos personales y su teléfono. Ahora mismo él está siendo llevado al Hospital General, lo mismo que el muchacho que...

—¿Nicolás?, ¿Nicolás estaba con él? —preguntó Olivia afligida.

—Sí, él fue encontrado junto a su hijo en las mismas condiciones. Ya hemos avisado a su familia. Le recomiendo que usted o alguien más vaya de inmediato al hospital para estar presente durante los exámenes médicos y también durante el interrogatorio que efectuará la policía. ¿Tiene alguna pregunta?

La mirada del extrañoTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon