Capítulo LXXII

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Cristina llegó a su turno con quince minutos de anticipación. Quería contar con el suficiente tiempo para charlar con sus compañeros acerca de Alejandro y el alta médica. Desafortunadamente, ni Sebastián ni Francisco habían llegado, pero sí Ignacio, que estaba limpiando la barra, y también Ariel, que se había asomado a la sala.

—¡Hola, Cristina!, ¿cómo estás? —saludó el ayudante.

—Hola, hola, todo bien, preparándome para un día más de trabajo, ¿y tú?

—De maravilla, salir por las mañanas a trotar me ha hecho muy bien, tanto para el cuerpo como para el ánimo. Siento que hasta tengo más energías que antes —dijo con un evidente entusiasmo que sorprendió a la chica.

—No sabía que te estabas ejercitando.

—Es que comencé hace poco, acompaño a Katerina para trotar, aunque es muy estricta, no perdona que falte.

—¿Cómo está?, no he hablado con ella desde el día que vino a cubrirnos el turno.

—Está bien, su estado físico es envidiable, se conserva mejor que yo —dijo Ariel, soltando una risa—. Parece que yo fuera un anciano al expresarme así.

—Verdad que sí, y eso que eres más joven, ¿acaso pasar las mañanas con ella te hizo olvidar ese detalle?

—Nada de eso —dijo el ayudante, aunque la personalidad de Katerina le resultaba ciertamente atrayente—. Cambiando de tema, ¿has sabido algo de Alejandro?

—Sí, hablé con él durante el fin de semana y espera que le den el alta médica pronto.

—¡Qué buena noticia!

—Sí que lo es, y está muy esperanzado de que Nicolás también pueda irse a casa.

—Me lo imagino, Alejandro estará contando los días y las horas para verlo. ¿Has sabido algo del estado de Nicolás?

—Está mejor, aunque lo continúan monitoreando, su condición siempre fue delicada. Lo bueno es que está más animado desde que Ignacio y Javier lo visitaron —dijo Cristina, viendo de reojo al bartender, que estaba tras la barra escuchando en silencio.

—Es cierto, Ignacio, no nos has dicho cómo les fue en la visita —dijo Ariel, volviéndose hacia él.

—Según lo que me contó Alejandro, fue una larga visita, hasta les llevaron flores de obsequio.

—¡Qué bonito gesto!

—Era lo apropiado, llevarles un regalo, se habría visto mal llegar con las manos vacías —comenzó a decir Ignacio—. En efecto, la visita se prolongó bastante y pudimos conversar mucho, con Nicolás sobre todo y, como mencionaste, también noté que sus fuerzas regresaron, sin embargo, pienso que, cuando vea a Alejandro, se recuperará por completo.

—Estoy de acuerdo, y deberías visitarlos cuando ya estén de regreso en sus casas, parece que les sienta bien verte y a Javier, hablar con ustedes, ¿a qué se deberá? —preguntó Cristina.

—Quizá porque son pareja como Alejandro y Nicolás, sienten que hay más cosas en común —sugirió Ariel.

—Pero Cristina y Sebastián también son pareja, ¿por qué tendría que ser diferente? —dijo Ignacio sin convencimiento.

—Porque no son una pareja "convencional", comparada con nosotros, digo, para mí también fue sorpresivo que Alejandro tuviera sentimientos por otro chico, pese a conocerlo desde hace tiempo. No me malentiendas, sabía de su orientación, pero es diferente verlo enamorado y con un novio. Incluso cuando él se decidió a hablar conmigo sobre lo que estaba sucediendo, pensó que me ofendería —dijo Cristina.

La mirada del extrañoWhere stories live. Discover now