Historia Corta 2

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Una fea gasa ahora adornaba mi hermoso pie. Las puertas del ascensor me dejaron una espantosa marca, por lo menos, mis hermosos zapatos de tacón no quedaron dañados.

Solo un día bastó para que Carlos aceptara mi propuesta y Benatia Del Junco empezó su segundo trabajo en una oficina.

Las oficinas apestaban, principalmente, por tener que salir de mi casa y hablar con gente.

Como freelance me iba de maravilla porque no tenía que trabajar en equipo. Yo no era una persona que sabía trabajar en equipo, era autosuficiente.

La bienvenida a la oficina fue sosa e innecesaria, Carlos me llevó de oficina a oficina presentándome al pequeño equipo que conformaba su nueva empresa, algunos ingenieros, proyectistas y la secretaria que estaba en la recepción con la que, había decidido, no me caía bien.

Pero de nuevo, nunca fui una persona de tener amigos.

Muchas personas le tenían miedo a la soledad, yo la amaba.

— Nuestro equipo es pequeño pero agradable — Carlos comentó al llegar a lo que sería mi oficina

Una ventana daba vista a la ciudad, iluminando el espacio con luz natural, las paredes blancas altas lograban que la pequeña oficina se viese lo suficientemente espaciosa para que no sufriera de un ataque de claustrofobia. La decoración era sencilla, y de lo que se esperaba de una empresa en sus comienzos, no se notaba un concepto ni una identificación propia y eso, era algo en lo que debíamos de trabajar

— Lo noté — respondí asomándome por la ventana y degustando la vista exterior

Miami era una caja de sorpresas de la que no me cansaba aún

— Si necesitas algo lo puedes hablar con María o me puedes contactar, sé que te gusta trabajar sola así que le diré al equipo que no te interrumpa

La única persona que pudiese interrumpirme era Ángel, pero eso lo dejé para mí, aun no lo veía y me preguntaba si estaba por aquí escondiéndose o si aún no llegaba. Ángel no parecía una persona impuntual así que me decantaba más por la primera opción.

Evitándome.

Ese sentimiento me hizo sonreír, me gustaba que me evitase porque eso significaría que mi presencia más allá de resultarse desagradable, no le era indiferente.

Yo no le era indiferente.

No sabía que era lo que pretendía hacer aún con Ángel, no terminaba de comprender mi actitud impulsiva de aceptar esta propuesta solo por pensar en que lo vería a él.

¿Seguía enamorada de Ángel? Tampoco lo sabía, después de él creí que mi capacidad de amar estaba obsoleta, ese tipo de sentimientos tan intensos y profundos no se volvieron a despertar en mi por ningún otro chico, Ángel siempre fue Ángel y en mi memoria, se guardó como algo sagrado, alguien que logró sacar y despertar la mejor parte de mí.

El pensamiento de Ángel me daba esperanzas y quizá esa Benatia adolescente que lo perdió todo intentaba, en este momento, redimirse e intentar arreglar los errores de una vida pasada.

Quizá lo que necesitaba, era demostrarme de una vez, que yo no era un caso perdido, que mi amor no era un veneno y que para mí las segundas oportunidades también existían.

No sabía en que estaba metiéndome y no era una de esas personas tontas que creían en el destino y tampoco creía en Dios, pero lo que si sentía en mis huesos era que el encontrármelo luego de tantos años, en otro país, en otra ciudad, a kilómetros de todo lo que fuimos, convertidos en unas mejores versiones de nosotros mismos, debía de significar algo.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now