EPILOGO. EXTRA

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"Tú mereces estar con alguien

con alguien que no soy yo"

Angel Martinez Lozada

Superar. Crecer. Curar

Persistir. Nunca desistir

Te vas a sentir mejor. Estarás mejor.

La olvidarás. La olvidarás a ella.

Aquella cuyo nombre ya no existía en mis labios.

Aquella, la que se había vuelto innombrable, imaginaria en todos lados, menos en mi alma.

Aquella, que sin razón, me había partido en dos y jodido el corazón.

Y vaya, que manera de joderle la vida a alguien. Ella, en eso, parecía tener una maestría.

Ella era una perfecta mentirosa.

¿Que si lo había visto venir? Posiblemente

¿Que si me lo advirtieron? Muchísimo

¿Que si creí en ella? Con los ojos cerrados.

¿Que si me enamoré? Como nunca.

¿Que si soy un pendejo? El más grande

¿Que si me lo merecía? No. No me lo merecí.

¿Que hice mal? Quererla.

Solo quererla.

Confiar.

Entregarle mi alma sin reparos y sin condición.

Y ahora, que lo sabía todo, lo peor no era lo que me hizo. Lo peor era que, si me dieran opción de dar marcha atrás, volvería a buscarla. Volvería a hacer lo mismo, aun sabiendo cómo terminaría, aun sabiendo cómo es ella, porque aunque fue lo peor que me ha pasado, también fue lo mejor.

Estar con ella, se sintió como estar en el cielo, aunque haya sido un cielo de papel, aunque con ella, todo era de papel.

Después de ella, solo quedaron los restos de un Ángel caído.

Volví a la monotonía de mi vida. Estudiar, entrenar, estudiar

Ir al colegio, contener mis ganas de voltear a verla, fingir que no existía, fingir que por dentro no me moría de ganas de darle otra oportunidad.

Ir a mi casa, jugar con mi hermano, fingir con mi madre que ya estaba bien, que había sanado.

Salir con mis amigos, fingir que todo marchaba bien, que las cosas entre nosotros no habían cambiado de alguna manera. Que yo era el mismo ángel de siempre. Fingir que por dentro, no me hacía falta ella.

Con sus mentiras disfrazadas de verdad.

Y luego, apareció aquella. Aquella que era la luz y no oscuridad.

Mariela.

Y de poco, se me fue diluyendo el sabor de aquella miel amarga que se había quedado atascada en mi garganta.

Estaba tan desesperado por dejar de sentir aquello que pudría lo que quedaba de mi alma, que la dejé estar, que la dejé llegar y quedarse.

Y le pedí que fuese mi novia y empecé a salir con ella como debí haber hecho en un inicio, dejé que mi cauce siguiera su curso.

Reinicié mi vida

Mariela era la chica ideal. Mariela era la chica de oro. Era la chica para mí.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now