Perfecta Mentirosa✔️

Capítulo 19: Kit Falso

Me volví hacía él por completo. Sus brazos estaban cruzados en su pecho, observándome. Su sonrisa lobuna se extendió en sus labios

— ¿Es mi impresión o estas escondiéndote mí?

— ¿Por qué estaría escondiéndome de ti?

Sus ojos miraron sobre mi cabeza, a un punto detrás de mí — Porque viniste con tu nuevo noviecito. Te noté desde el momento en que entraste —por supuesto que él lo hizo—. Que tiernos se veían agarraditos de las manos.

— Si sabes que estoy con él para qué te acercaste. Sabes que no me puede ver hablando contigo.

Alonso no parecía turbado — Pensé que lo habías despachado para que yo pudiera acercarme —entonces ladeó su cabeza— ¿O es que lo estabas escondiendo de mí también?

A veces me olvidaba que Alonso me conocía demasiado bien.

Froté mi frente con la palma de mi mano

— Tienes que irte —volteé hacia Ángel, aún me daba la espalda pero en cualquier momento podía voltearse y observarme hablando con Alonso.

Estaba empezando a inquietarme, me moví, de modo que el cuerpo de Alonso me tapara de Ángel.

— Relájate bebé —sonrió despreocupadamente. Él estaba disfrutando de esto— Somos amigos ¿no? Solo soy un amigo saludando. ¿Cuál es el problema?

Le dirigí mi peor mirada, hartándome de su actitud. A mí no me parecía divertido

— Sabes perfectamente cuál es el problema

Rió — Y yo pensando que ibas a presentarme a tu novio

— No seas idiota.

—¿Qué? Me gustaría conocerlo —volvió a mirarlo, repasándolo con la mirada— No es feo.

Paciencia, Benatia, paciencia

— ¿Puedes irte? —él no hizo ademán de moverse. Miré a mí alrededor— ¿Dónde está la chica con la que viniste de todas formas? Apuesto a que no le gustará verte hablando conmigo

Él se encogió de hombros — Fue al baño.

Me incliné un poco para ver a Ángel, le faltaban dos personas—Deja de comportarte como un idiota y vete.

— Ya, ya me voy. Solo quería decirte que unos socios de mi tío vinieron de Panamá, mañana iremos a la playa en la lancha, ¿quieres venir?

Mi atención volvió a dirigirse a Alonso, sorprendida

— ¿A la playa? —él asintió. Tenía tiempo sin ir a la playa— ¿Y por qué no le dices a tu amiguita de hoy que te acompañe mañana?

Sus cejas se juntaron — ¿Por qué la invitaría a una reunión personal?

— ¿No necesitas deslumbrarla acaso?

Una esquina de su boca tiró hacia arriba — No necesito un yate para deslumbrarla.

—¿Y conmigo si?

Se acercó un paso —Solo cuando te pones difícil —sus ojos se alzaron distinguiendo algo— Ahí está mi cita —anunció— Te busco mañana temprano

Y se fue, hacia donde la chica con la que estaba esperaba.

Lo seguí con la mirada, su andar tan seguro y despreocupado como siempre. Alonso un día de estos terminaría volviéndome loca.

—¿Quién era ese?

Mi cuerpo brincó del susto, demonios, me había olvidado de Ángel.

Un infarto, si seguía así, iba a morir por un infarto