Historia Corta Parte 4.

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— Tienes que venir al club, es Halloween, es tu cumpleaños. Diviértete un poco. — dijo Graciela, la única persona que yo consideraba una amiga

Vivía en Miami también, su carrera de actriz se fue a la cima y ahora, tenía un contrato con Telemundo, haciendo novelas cursis que yo criticaba.

Ella siempre intentaba convencerme de salir a esas fiestas locas con sus amigos famosos y actores, pero la mayoría de las veces me negaba. Sin embargo, estar en ese mundo me ayudaba a hacer contratos importantes a mí también.

—Bien —respondí

Graciela se quedó en silencio como si no se creyese que le acaba de decir que sí.

— ¿En serio?

— Sí, en serio.

Ángel no me prestó ni la mínima atención en estos días, lo saludaba, me saludaba y luego caminaba en dirección contraria. De vez en cuando, cuando caminaba por el pasillo, sentía su mirada en mi pero cuando lo confrontaba, apartaba la suya y volvía a lo suyo.

Me estaba evitando.

Pensé que luego de nuestro almuerzo nuestra relación dio un paso, pero parecía que Ángel estaba reacio a mi presencia en su vida.

No me quedaría en mi cumpleaños, en casa, sola.

No era una persona que le gustase las fiestas grandes, ni tener muchos amigos o las celebraciones locas, pero de vez en cuando, mi socialimetro se reiniciaba y tenía energías y ganas de nuevo para salir y socializar.

— Nos vemos en la noche. No me dejes mal.

Sonreí y asentí aunque Graciela no podía verme

— Nos vemos en la noche —respondí

— ¡feliz cumpleaños, perra!

María estaba en la recepción, cuando me vio llegar sonrió, con una sonrisa falsa que yo sabía reconocer.

— Buenos días, señorita Del Junco.

No sonreí porque mi sonrisa falsa se la guardaba a otras personas.

— Días. —respondí, porque Buenos, todavía no lo sabía.

Su sonrisa se deshizo y me dio una mirada sarcástica.

María y yo no seríamos amigas.

No me disgustaban los cumpleaños, lo que me disgustaba era las personas hablándome, abrazándome y las llamadas de cada uno de mis familiares. No me gustaba hablar por teléfono.

Dudé de si de verdad mi socialimetro estaba en cero cuando noté a tres personas dentro de mi oficina,  Carlos juntos a otros dos cuyos nombres no recordaba.

— ¡Feliz cumpleaños!

¿Y estos como sabían que era mi cumpleaños?

Carlos se acercó para darme un abrazo corto antes de alejarse.

— Gracias

El de lentes se acercó como si quisiese darme un abrazo, pero se alejó de nuevo.

Inteligente

— Como parte del equipo, nos gustaría invitarte a comer. —dijo el otro.

—Si, es tradición ir a comer cuando alguien cumple años —Carlos se sentó en la esquina de mi escritorio. — Vamos todos.

¿Ángel también? ¿Por qué no estaba aquí felicitándome?

—Bien. —accedí

Ángel no apareció por mi oficina en toda la mañana, tampoco lo vi.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now