Historia Corta Parte 8

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¿Culpaba a Ángel por pensar lo peor de mí a la primera? No.

¿Tenía razón de sentirse así? Probablemente.

¿Me molestaba? No, ya se le pasaría.

Ángel tenía sus dudas sobre mi honestidad y era algo en lo que debíamos trabajar, sin embargo, no quise seguir en la oficina, no tanto porque me sintiese mal u ofendida, que no lo hacía, me fui por él.

Él tenía que pensar las cosas y darse cuenta que metió la pata, además, mi ausencia le sentaría mal, se sentiría culpable y me buscaría con la cola entre las piernas.

Algunas cosas no cambiaban en mí y una de esas era que era yo a quien le gustaba llevar el control de la relación.

Me fui temprano de la oficina porque no tenía horario de trabajo y porque, además, tenía terapia. Mi terapeuta no estaba de acuerdo en cuanto al control de una relación, quiso hacerme entender que una relación no se basaba en quién tenía el control, que era una equidad y un balance entre los dos. Podía estar de acuerdo en muchas cosas con ella, pero no en eso.

Ángel me escribió y me llamó, pero no le respondí, si él quería hablar ya sabía dónde buscarme.

En la noche, Ángel llamó a mi puerta, se veía cansado, preocupado.

Lo dejé pasar y se apoyó de la puerta, sin acercarse a mí, compartimos una mirada de entendimiento.

Yo lo entendía, pero, ¿él me entendía?

— Tienes que perdonarme —dije.

Ángel miró a sus pies.

—Te fuiste con él y yo pensé...

— Tienes que perdonarme —repetí — logré perdonarme, me costó, pero lo hice.

—Te perdoné —admitió — hace mucho tiempo lo hice, pero me cuesta confiar en ti. Después de ti, me costó, me cuesta confiar en los demás.

Di un paso hacia a él, sus ojos eran vulnerables hacia mí.

Ángel tenía problemas de confianza que quedaron como consecuencia de mis mentiras.

— Puedes confiar en mí. Confía en mí.

—¿Sabes lo que me estás pidiendo? — preguntó con un hilo de voz

—Sí.

— Si confío en ti y luego me traicionas, me destruirás.

Tomé su mano entre las mías dejando que mi calidez envolviera la frialdad de su piel.

No respondió, sus ojos estaban en nuestras manos unidas

— Si no confías en mí, esto no funcionará. —mascullé

— No puedo permitirme confiar tan devotamente, tan ciegamente en alguien de nuevo. —tragó saliva— pero... puedo confiar.

"No puedo confiar en ti como lo hice antes", intentaba decirme.

— No quiero que las cosas sean como antes, Ángel. Quiero que sean mejores.

— ¿De verdad quieres hacerte amiga de mis amigos?

Me encogí de hombros aun sosteniendo su mano.

— No sé si amiga, pero quiero llevarme bien con ellos y si lo estoy intentando es por ti.

De nuevo me dio esa mirada profunda, directo a los ojos, como si intentara leer mis pensamientos.

Entonces sonrió sin despegar sus labios y me abrazó.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now