Capítulo 33: Aquí y Allá

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"Son las Clematis las que logran tocar una fibra sensible, llegando justo al centro de tu corazón"


La voz de Olga Tañon atormentó cada uno de mis tímpanos gracias a la mujer que me dio la vida.

Mi madre duró todo el sábado limpiando la casa, pulgada por pulgada, como si Ángel fuera a darse cuenta de que había un poco de polvo en su suelo de mármol. Colocó las vajillas para las ocasiones especiales, incluso adornó la mesa con un candelabro de su abuela. Ángel no me escribió en todo el día lo cual era un breve indicativo de que se encontraba nervioso. Mi padre por su parte podó el jardín, sacó la basura y lavó los tres autos.

Yo aguardé desde una esquina viendo el silencioso caos sin entender la importancia del asunto. Cualquiera diría que mis padres estaban preparándose para recibir a la Reina de Inglaterra. Mi padre me preguntó si a Ángel le gustaba la cerveza le respondí que no sabía, luego me preguntó que si le gustaba el whisky, lo cual tampoco sabía entonces procedió a preguntarme si le gustaba el vino y murmuré un quizá solo para que dejara de molestar, cuando pensé que me dejaría en paz me preguntó si Ángel le gustaba el pescado, me encogí de hombros y entonces, desesperado me preguntó qué clase de novia era y molesto salió de mi habitación. Desde entonces no había vuelto a entrar pero desde la cocina me llegaba el olor a la Lasaña de mi padre, sí, mi padre era el encargado de cocinar en las ocasiones especiales.

Me corté las uñas, me limpié las uñas, me pinté las uñas, mi madre me ordenó limpiar mi habitación, me lavé el cabello, me sequé el cabello, me peiné el cabello.

Mi madre gritó al ver la hora y la escuché correr por el pasillo para bañarse. Todavía en pijama salí de mi cuarto y la encontré metida en su closet quitándose la ropa

— ¡Benatia! —me regañó— ¿Por qué aún no estas vestida?

—Quería pedirte algo

Luchó quitándose el pantalón y la seguí hasta el baño, se soltó la coleta que traía en el cabello

—Habla rápido y anda a vestirte.

—Cuando Ángel venga trata de no hablar tanto de mí.

Dejó de luchar con su cabello enredado y me miró —¿Qué?

—Sé cómo te gusta hablar, así que si vas a hablar que no sea de mí.

—¿Por qué? —Su voz se volvió sospechosa— ¿Le estas ocultando cosas a Ángel?

Rodé los ojos intentando ocultar mi nerviosismo, mi madre por nada del mundo podía mencionar mis salidas nocturnas y sobre todo mis idas frecuentes a La Esquina. Pero no sabía cómo pedírselo sin que sonara... Mal.

—No mamá, solo... Ya sabes como soy. Mi relación con Ángel la manejo yo.

Suspiró y entró a la ducha abriendo la regadera

—Bien, como quieras. Anda a vestirte.

Dejé escapar una exhalación de alivio y regresé a mi habitación, diez minutos después estaba vestida, maquillada y arreglada. Me di una vuelta, haciendo volar la falda de mi vestido negro y tomando mi celular, bajé a la sala.

Mi padre se había vestido formalmente también, mocasines, pantalón de vestir, camisa de botones y un saco.

—Te ves guapo —dije caminado hacia él para darle un beso en la mejilla. Mi padre era un señor guapo, incluso ahora, con las canas cubriendo su cuero cabelludo podía ver porqué mi madre se había fijado en él

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now