Capítulo 44: Sueños de Pesadillas

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Have you lost you way?

Living in the shadow of the messes that you made



En mi mente, cuando me veía en el futuro, nunca lo hacía con niños alrededor de mí. Nunca me imaginaba con esa gran casa feliz con un marido perfecto, cocinando deliciosas galletas para nuestros hijos. Ese no era el futuro que imaginaba para mí.

Nunca pensé acerca de los niños. Nunca pensé que pudiera ser una madre y nunca quise ser una. Los niños simplemente no encajaban en mi vida. No estaba preparada para un hijo y posiblemente nunca lo estaría.

No pude dormir esa noche.

Pude, después de tanto tiempo, descifrar qué era esa bola de golf que había encontrado un hogar en mí. Era el remordimiento.

El remordimiento era como una bacteria creciente en mi sistema, esa pelota que a veces se atascaba en mi garganta y a veces en mi estómago era el remordimiento por todo lo que estaba haciendo, por cada mala acción, por las mentiras y los engaños. Estaba mintiéndole a todo el mundo a mi alrededor.

Las lágrimas se deslizaron por mi rostro, empapando mis cobijas y mi almohada durante toda la noche. La calle y la noche estaban tan silenciosas que casi les suplico a los pájaros que me cantaran una canción.

No existe mejor almohada que una conciencia limpia... crecí escuchando esa frase, dentro de mí pensaba que era un refrán patético, no había ninguna dificultad en dormir, solo tenías que acostarte en un lugar cómodo, cerrar los ojos y listo. Dormir nunca había representado una dificultad, hasta ahora.

Y esa frase, me di cuenta, representaba exactamente mi estatus, mi conciencia no era otra cosa que sucia, un completo desastre y no era culpa de nadie más que mía. Me había encargado arduamente de hacerla sucia. Me introduje sin ningún problema en esta clase de suciedad. Mi conciencia, mi remordimiento no iban a dejar que fuese capaz de cerrar los ojos.

Incluso había convertido mis sueños en una pesadilla continua.

Estaba embarazada.

Había dentro de mí una bola de sangre que próximamente tendría un corazón y brazos y piernas.

Estaba embarazada.

Era una chica estúpida que creía saberlo todo acerca de la vida, creyendo que sabía más que los demás. Llegándose a creer superior que algunos. Había escupido hacia arriba constantemente.

Era una tonta chica creyendo que este tipo de cosas no podía pasarme a mí y entonces, había sucedido. Me había pasado. Y había jodido mi vida entera.

Esperé hasta que el primer rayo de sol traspasó mi ventana para salir de mi casa, asegurándome de no encontrarme con mis padres. No sería capaz de verlos a los ojos, no sería capaz de abrazarlos y hablarles sin que la culpa y las lágrimas me consumieran. No podía hablar con ellos sabiendo lo que sabía ahora. La culpa era tan grande dentro de mí que con solo la visión de uno de ellos, estallaría en lágrimas incontrolables.

Maquillé mi rostro con cada cosmético que encontré, ocultando la palidez de mi piel, las bolsas y las ojeras debajo de mis ojos, las partes hinchadas producto de una noche en vela llorando.

Era un completo desastre. Había estado decidida a cambiar, a ser mejor, a dejar los engaños, a ser la persona correcta merecedora de Ángel, lo había estado... y entonces me había enterado de que estaba embarazada.

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