Capítulo 57: El Hámster

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"Si nunca te duele no te hará feliz.

Duele más tenerte que dejarte ir."


Parecía que la fiesta había comenzado sin nosotros, lo deduje porque había una diversidad de autos estacionados afuera de la casa de Alonso. Él estacionó donde pudo y cuando entramos a su casa, extrañamente todo estaba vacío y en calma, el murmullo de una canción de Bad Bunny llegaba desde el exterior, las carteras de las víboras estaban en el comedor.

Miré hacia Alonso que estaba parado en medio de la sala observando algo en su teléfono.

—Pensé que no tenías batería—. O eso fue lo que me dijo cuando llamó desde otro número.

Sus ojos subieron hacia mí con culpa antes de sonreír

 —Mentí. Has ignorado mis llamadas durante toda la semana, si te llamaba desde mi teléfono no ibas a contestarme.

—Sí iba a hacerlo, prometí que te ayudaría hoy pero no parece como si la necesitaras. —Todo estaba perfectamente bien sin mí.

Él se encogió de hombros.

 —Quizá solo quería que estuvieras aquí. Conmigo.

Alonso dio un paso hacia mí e inclinó su rostro para darme un beso, su característico perfume entró por mis fosas nasales pero eché mi cabeza hacia atrás, apartándome

—Tranquilo, no querrás que piense que me extrañaste. —sonreí sensualmente, intentando distraerlo pero su ceño se frunció y sus ojos se intensificaron.

Sin previo aviso, su mano rodeó mi nuca y me atrajo hasta él para darme uno de esos besos capaces de debilitar mis rodillas y olvidarme de los ángeles en el cielo. Su lengua y sus labios fueron demandantes y controladores en los míos y cada resquicio de aire me abandonó.

Lo dejé besarme y me permití saborearlo por última vez, él pronto sabría que este sería  el ultimo beso entre los dos.

—No mas juegos, Benatia. —su voz fue autoritaria cuando me soltó y se apartó de mí. 

Quise reír por un segundo, si tan solo él supiera...

Miré hacia el block en mis manos que acababa de regalarme.

—Dejaré esto en tu habitación. —Me apresuré hasta las escaleras para llegar hasta su cuarto y encerrarme dentro.

El block era hermoso y mi nombre estaba grabado en él. Nunca tuve uno con mi nombre en la portada. Quería conservarlo pero sabía que lo mejor sería dejarlo aquí, no podía aceptarlo sabiendo que él únicamente hacia éste regalo confiando en un futuro que no íbamos a tener.

Miré de nuevo hacia el diseño abstracto, perdiéndome, otra vez, en la variedad de las figuras y las sombras que cambiaban dependiendo del lugar en que la iluminación pegaba. Quería saber si él sabía. Alonso no había visto ninguno de mis dibujos pero, de alguna manera, él había descubierto como eran, y esta portada solo los representaban.

Quizá podía tomarle una foto a la cubierta e ir a una imprenta a que me la duplicaran, sin embargo sabía que no iba a ser lo mismo. Además, no había venido en mi auto y todavía no estaba segura de cómo iba a llegar al estadio, no podía aparecerme con este block en mi mano cuando Ángel me había regalado uno hace poco más de dos semanas atrás. 

Me sentía angustiada, ansiosa y preocupada.

Recuerdo que cuando era una niña, deseaba como nada en el mundo tener una mascota, mis padres no querían comprarme una porque decían que aún no era lo suficientemente mayor, que no estaba preparada. Recuerdo que lloré, rogué y supliqué por una mascota, no importaba que animal fuese así que una mañana me trajeron un hámster en su pequeña jaula y me dijeron que la mantuviera dentro. Duré todo el día observando al hámster comer y dormir en la jaula hasta que me aburrí y decidí que lo mejor sería sacarlo de su encarcelamiento, ¿cuál era el punto de tener una mascota si no podía jugar con ella? No la quería dentro de la jaula, para mi decepción el hámster no quería jugar conmigo y tampoco quería seguir comiendo de la galleta que estaba dándole.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now