Capítulo 22: Dos sopas y algo más

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"¿El Símbolo de la adoración? Un Girasol. 

¿La característica más impresionante? Los Girasoles le hacen frente a la luz directa del sol"



Hacía frío, tanto, tanto frío. Mi cuerpo entero temblaba del frío. Los ataques menopaúsicos de mi madre estaban volviéndola loca y maniática, había convertido la casa en un congelador.

Me recogí más entre mis cobijas y luché por abrir los ojos. Me dolía tanto la cabeza, los ojos me ardían, intenté enfocar la vista pero todo se veía borroso. Me sentía cansada. Demasiado cansada.

Y el frío, el frío me estaba matando. Intenté levantarme de la cama pero mis huesos se debilitaron, incapaz de siquiera lograr sentarme. Exhalé cansada aún más por el esfuerzo. El aire se sintió caliente por mi nariz. Me desplomé de nuevo en la cama, recuperando el aliento.

¿Dónde estaba mi mamá?

Abrí la boca con la intención de gritar y llamarla pero lo único que salió fue un hilo de voz desafinado...Genial, no era ni capaz de gritar. Dios, hasta pensar me cansaba.

Coloqué una mano en mi frente intentando calmar el ardor en mi cabeza y mi mano también quemó. Demonios, estaba ardiendo.

Estúpido Alonso de mierda. Estúpida lluvia de mierda. Había hecho que me enfermara.

Quería a mi mamá.

Tanteé en mi cama en busca de mi celular y como pude, con la visión aún borrosa la llamé

— ¿Benatia? —contestó al tercer repiqué.

La conexión era horrible, su voz se escuchó entrecortada

—Ven a mi cuarto —pude susurrar, tomándome más esfuerzo del pensado

— Hija no te escucho bien, estamos en medio de la carretera. No tengo mucha señal —su voz murió y luego apareció otra vez—... solo tienes que calentarlo y ya.Estaremos de vuelta para la noche.

¿Noche?

—¿Dónde estás? —pregunté

—¡¿Que dices?! —su voz chilló en mi oído. Una punzada se intensificó en mi cabeza— No te escucho.

— Me siento mal —agoté todas mis energías restantes en alzar mi voz

—¿Que tienes? ¿Te duele la cabeza? —la señal volvió a morir—... En la cocina. Tomate una, eso te quitará el dolor de cabeza. Te llamó cuando lleg... —la conexión terminó de morir.

La presentación, recordé, hoy era el registro del bebé de nomeinteresaquien y mis padres eran los testigos, o algo así me habían dicho.

Quise llorar, quería a mi mamá aquí y que me hiciera un té y quizá una sopa maggi también. Caí en la inconsciencia de nuevo.

No sé cuánto tiempo pasó hasta que volví a despertar, sintiendo el mismo frío atroz que parecía meterse en tus huesos. Mi vista al menos ya no estaba desenfocada y tenía la suficiente energía para ver mi celular sin que el brillo del mismo me cegara. Lo tomé, notando el sin fin de llamadas perdidas y mensajes que no había notado anteriormente.

Fruncí el ceño, ¿mi mamá había intentado llamarme? Abrí el registro de llamadas y enseguida quise darme una bofetada. Tenía veinte llamadas perdidas de Ángel. ¡Veinte!

Mierda.

¡Mierda!

El partido... Me había olvidado del partido.

Perfecta Mentirosa✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora