Capítulo 58: Huracan Benatia

1.6K 184 85
                                    

"We said things, did things that we didn't mean

We fall back into the same patterns"


Me di la vuelta lentamente para ver a Alonso parado justo afuera de la puerta de su casa mirando hacia mí, se había quitado los lentes de sol y una camisa cubría sus pectorales

—¿Qué estás haciendo afuera?

Mi primer pensamiento fue decirle que escuché un ruido y salí a verificar que todo estuviese bien pero sus ojos se desplazaron hacia mi cartera guindando en mi hombro.

Ahora no, ahora no, ahora no.

Seguía parado justo ahí esperando por mi explicación. No podía darle una ahora. 

—Tengo que irme, lo siento.

Su expresión se volvió confusa pero asintió y palpó en su short como una respuesta automática de conseguir sus llaves. 

—¿Está todo bien? Dejé mis llaves adentro, dame un segundo para ir a buscarlas y llevarte a tu casa.

— No, no hace falta. Vuelve adentro con tus amigos, llamé a un taxi.

—¿Un taxi? —Sacudió su cabeza— Yo te traje, yo te llevo de vuelta.

Lo menos que necesitaba era su caballerosidad en este momento,

—Está bien Alonso, el taxi ya viene en camino. —miré a la pantalla de mi celular, esperaba que el Señor Juan estuviera llegando.

Sus cejas se fruncieron — ¿Te ibas a ir sin decirme?

Bajé mi celular dudando en cómo responder. 

—Yo... no quería molestarte, estas disfrutando con tus amigos y no quería...

—No eres una molestia, Benatia. —Se giró para entrar a la casa otra vez antes de decir— Llama al taxi y cancélale.

—No. —repetí con voz firme esta vez. Era ahora o nunca. El momento había llegado—. No quiero que me lleves.

Él se quedó quieto a mitad de camino y el silencio se convirtió en una cosa infinita entre nosotros hasta que preguntó

— ¿No irás a tu casa, cierto?

No estaba segura de si yo era así de predecible o de si él poseía una increíble capacidad de deducción.

Me lamí los labios de repente secos 

— No.

Estaba harta de engañar, de mentir y de esconderme.

Largos segundos pasaron hasta que Alonso se giró de vuelta a mí y odié la forma en la que no podía averiguar ninguno de sus pensamientos.

—¿Desde cuándo?

Otra vez, la manera en la que podía leerme y conocerme me desquiciaba.

No aparté mi mirada de sus ojos negros. La verdad podía doler muchísimo más que una mentira 

—Eso no importa...

—¿Desde cuándo regresaste con él? —exigió haciendo caso omiso a mi respuesta.

Suspiré, aun sin apartar mis ojos de él — Desde el jueves pasado.

Observé sus entrecejo fruncirse. Observé sus ojos concentrados sacando su propia cuenta y observé cuando el entendimiento se cruzó en sus rasgos, sin embargo, no había furia en ellos, solo...

Perfecta Mentirosa✔️Où les histoires vivent. Découvrez maintenant