Capítulo 35: Viejas Costumbres

2.3K 239 94
                                    

"Una Magnolia, que brilla de alegría por la fidelidad que hemos construido entre los dos"



Sus ojos se abrieron cuando me ven con completo, horror, sorpresa, confusión y traición.

—¡Lo sabía! ¡Sabía que eras tú! —su voz estaba llena de rabia.

El miedo se atascó en mi garganta

—¿Qué haces aquí?

Una risa sin humor salió de su boca—¿Qué haces aquí?

Alonso observó nuestro intercambio con confusión

—¿Quién es él? —su tono daba a entender que no le gustaba la forma en la que Santiago me estaba hablando.

—Nadie

—¿Nadie? —los ojos de Santiago se incendiaron mirando hacia Alonso —. ¿Quién es este tipo?

—No es tu problema —siseé

—¿No lo es? No seas tan descarada, ¡por supuesto que lo es! Te vi besándote con él. ¿Sabe Ángel que estas aquí?

Alonso a mi lado se tensó, entendiendo de qué iba todo el asunto

—Amigo, no queremos tener problemas así que te sugiero que nos dejes en paz.

Santiago fijó su mirada en Alonso sin una pizca de miedo — ¿Sabes que ella tiene novio? Y que hace unas horas estaba presentándoselo a sus padres.

—No haré nada con su novio —Alonso dijo con falso aburrimiento antes de encontrarse con mi mirada—. ¿Son todos los niños así hoy en día? —regresó su atención a un doblemente molesto Santiago — ¿No te enseño tu mamá que los chismes son para las niñas?

Su mandíbula se presionó —No pienses ni por un segundo que no le diré a Ángel que te vi aquí, se te cayó la máscara Benatia.

La postura de Alonso se enderezó, amenazante y dio un paso cerca de Santiago, poniéndome detrás

—No le vas a decir nada a nadie a menos que quieras que te enseñe que pasa con los chismosos.

Toqué el brazo de Alonso pidiéndole que se apartara, renuente, lo hizo. Estando frente a frente lo mire directo a sus desagradables ojos azules

—Hazlo. Ve y cuéntale a Ángel lo que quieras, me harías un enorme favor. —Sonreí, sintiéndome más segura de lo que en realidad lo hacía—. Estarías liquidando tu amistad con él sin necesidad de que yo mueva un dedo.

Su cejo se entrejuntó —¿De verdad crees que él no me va a creer? No lo subestimes.

—No lo creo, estoy segura. Te estoy haciendo un favor advirtiéndote Santiago, si en algo aprecias tu amistad con Ángel te recomiendo que te mantengas callado.

—Tú realmente estás segura de eso —sacudió su cabeza incrédulo—. Sabía que eras una perra pero no cuánto.

En un segundo, Alonso me apartó a un lado y haló a Santiago por la camisa, sosteniéndolo con fuerza, habló en un tono tan frío que pocas veces lo había escuchado usar:

— No te atrevas a volver a hablarle así, ¿me escuchaste?

La gente cerca de nosotros se apartó presintiendo que una pelea estaba por dar lugar, miré a mi alrededor, ignorando el sentimiento desagradable que se asentó en mi estómago, empezando a preocuparme por la compañía de Santiago, rogando para que más nadie del colegio hubiera venido con él.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now