Capítulo 41: Autoretrato

2K 225 104
                                    


"No aceptes flores, si no aprenderás a amar las espinas".



— ¿Estas preparada para probar lo que cociné para ti? —estábamos sentados en la manta, me había quitado los zapatos y había ayudado a Ángel a abrir la botella de vino, dejando la copa a un lado, asentí. Mi sentido del olfato agudizado no me estaba ayudando esta vez a describir que se escondía dentro— Créeme, esto fue lo más difícil de hacer. Déjame recordarte que los tutoriales de YouTube son la creación más útil que puede existir.

Ángel colocó una mano en la tapa de la bandeja, mirándome con expectación. Alcé mis cejas a la espera.

— ¡Ábrelo! —mi estómago rugía de hambre

Sin dejar de mirarme, lentamente quitó la tapa, permitiéndome observar lo que le había tomado tanto tiempo cocinar.

Parpadeé dos veces mirando de la bandeja hasta él. Ángel no había apartado su mirada de mí, analizando cada una de mis expresiones.

—¡Tará! —exclamó, señalando con sus dos manos nuestra cena de Hot Dog's.

— ¿Perro Caliente? —hablé muy despacio. Una risa estaba empezando a formarse en mis cuerdas vocales amenazando con explotar a través de mi boca.

— Tienes prohibido reírte. Los perros calientes, aunque no lo creas, están menospreciados. La gente debería prestarle más consideración a su preparación. ¿Tienes idea de lo difícil que es saber cuándo una salchicha llegó a su punto de cocción?

Miré de nuevo, con la boca hecha agua, a los perros calientes humeantes que estaban esperando por nosotros.

Sonreí hacia él — ¿Entonces para que pusiste estos? —levanté los cubiertos.

Ángel se encogió de hombros —Se ven lindos.

— ¿Tuviste que ver un vídeo en YouTube para preparar los perros calientes? ¿En serio, gordo?

Asintió, sintiendo orgulloso de sí mismo —Quiero verte a ti intentando cocinar uno. A ver cómo te va y sin ver un vídeo en YouTube.

—Ángel, los perros calientes no se cocinan, solo se hierven.

—Semántica. Los perros calientes ahora son mi nueva especialidad. —Agarró uno, colocándolo en mi plato y pensé que con el hambre que tenía podía comerme diez.

— Perro caliente y vino. Buena combinación.

Una carcajada que retumbó en mi vientre salió de él 

—Oh vamos, ¿dónde vas a conseguir otra persona que te invite a comer perro caliente con vino? En ninguna parte.

— Intenta no hacerte tanta propaganda a ti mismo. —mordí mi comida después de rellenarlo con cada una de la variedad de salsa que mi novio había colocado. 

— Búrlate lo que quieras. El próximo mes cuando te toque cocinar a ti, será mi turno de burlarme.

Sonreí — Para eso existen los deliverys de comida.

Terminándose el suyo en apenas dos mordiscos dijo —Eso es hacer trampa.

— No si no lo sabes.

Terminamos de comer, y él quitó la bandeja y los platos de la manta, trayendo en cambio su regalo

— Felices dos meses, gorda. —me extendió el kit de dibujo y detallándolo sin abrirlo me acordé de mi propio regalo—. Estuve en el centro comercial intentando conseguir qué podía regalarte, pasé por tiendas de maquillaje y perfume y todas esas cosas que me dan dolor de cabeza pero al final terminé entrando a una papelería de casualidad y vi esto. Pensé qué, quizá....

Perfecta Mentirosa✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora