Epílogo

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Escuchen la canción mientras leen el capítulo.

Yo no merezco volver - Morat

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"No intentes perdonarme
Nunca te quise bien"



Fingir era la palabra clave en mi diccionario.

Dos meses habían pasado en donde regresé a mi asiento de la esquina de donde nunca tuve que haber salido. Dos meses de fingir que nunca había conocido el cielo, que nunca lo había tenido en mis manos y nunca lo había perdido.

Dos meses en los que la reina abeja volvió a derrochar su miel como si el nido nunca se hubiese caído. Como si sus flores nunca se hubiesen marchitado.

¿En cuánto tiempo puedes recuperar el reino que creíste perdido?

En el mismo tiempo que te toma alcanzar el cielo y caer.

Dos meses y fue como si la bruja malvada nunca hubiese existido

El príncipe y la princesa llegaron hasta el final del castillo. El hechizo se rompió y la princesa de la torre escapó, el príncipe abajo la esperó y la bruja sola se quedó.

El típico cuento de hadas que todos aman.

Todos, excepto la bruja malvada.

Y yo era la bruja malvada.

Como había predicho, Ángel y Mariela habían regresado, ella había aprovechado su oportunidad, lo había buscado, se le había acercado, lo había consolado, se le había vuelto a meter por los ojos y ahora eran la Pareja de Oro del colegio, como si yo nunca me hubiese interpuesto en su camino, como si Benatia Del Junco nunca hubiese existido.

Fui solo un desvío en su camino a la felicidad.

Seguía odiándola y seguía amándolo.

En el primer chance que tuvo, ella me lo restregó en la cara y con esa falta de originalidad que la caracterizaba lo besó en mi cara y había entrelazado sus dedos en los de él y después, sin que él se diera cuenta. Siempre, sin que él se diera cuenta, me había sonreído. O al menos, a mí me gustaba pensar que no se daba cuenta.

Ahora él sostenía otras manos, ahora él besaba otros labios, ahora él le guardaba un pupitre en las mañanas, él le sonreía, le sostenía su bolso en el pasillo, estudiaba con ella.

Yo había quedado en el olvido.

Ni siquiera Santiago se había acercado para molestarme, ni siquiera me había dirigido una sonrisa burlona y suponía que eso era obra de Ángel y odiaba no saber si era porque de alguna forma todavía se preocupaba por mí. Era una agonía, observarlo y no poder acercarme. Observarlo con ella.

Mi madre me hablaba otra vez y yo esperaba que eso significara su perdón, ya no se asomaba por las noches en mi habitación, ni me agobiaba con su escrutinio pero su tono de voz y su mirada ya no tenían esa dureza y decepción, incluso, había dejado de llorar a escondidas cuando mi padre no estaba presente. Y alguna veces, aunque escazas todavía, me sonreía. Ese alivio no se comparaba con nada.

Mi auto seguía decomisado pero había dejado de importarme, tampoco tenía a donde ir. No había visto a Graciela en todo este tiempo y solo habíamos intercambiado unos pocos mensajes, ella sabía que estaba castigada y también estaba enterada de todo el episodio con Alonso y Ángel pero no me había hecho ni el más mínimo comentario sobre él y yo tampoco pregunté debido a que contra todo pronóstico, Alonso había vuelto a aparecer.

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now