Capitulo 18: Pétalo de Rosa

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Detuve mis pasos a mitad de camino hacia mi auto y me incliné enfocando mi vista en el parabrisas. Una mancha roja se distinguía detrás del limpiaparabrisas. ¿Alguien le había echado pintura a mi auto?

Caminé de nuevo hasta que estuve lo suficientemente cerca para distinguir la mancha roja... Pero no era una mancha roja, era como un... Espera un momento ¿eso era un pétalo de rosa? ¿Había un de pétalo de rosa en mi auto?

¿Qué mierda? Cómo había llegado esa cosa hasta ahí.

Me acerqué un poco más con cautela y miré a mí alrededor pero no distinguí a nadie, ¿esto era una especie de broma hecha por algún idiota? ¿Había sido Santiago? Volví a mirar a mí alrededor sin distinguir a nadie observando en mi dirección. Si había sido el imbécil de Santiago iba a hacerlo pedazos.

Con mucho cuidado levanté el limpiaparabrisas y tomé el pétalo de rosa en mis manos, su textura raspó entre mis dedos. No parecía ser peligroso, le di la vuelta y una pequeña nota cayó al suelo. Mi ceño se profundizó y me agaché para recogerla. Abrí la nota distinguiendo una letra clara y ordenada que conocía de memoria.

Tócalo, huélelo, no hace falta otra cosa que tacto y olfato. ¿Ves que no duele?

Parpadeé y volví a leer la nota, pero las letras no cambiaron.

¿Esto era en serio? ¿Ángel de verdad había escrito esto?

Oh Dios, no sabía si reír o vomitar.

Cursi

Me había tocado un novio cursi. Mariela sí que los sabía elegir.

Arrugué el pétalo y lo tiré al piso.

Cuando empecé el camino hacia mi casa, lo llamé. Ángel contestó al primer tono

— ¿Tócalo, huélelo? —Me burlé— ¿Es en serio?

Él se rió — Bueno, no puedes culparme por intentarlo. Al menos rimaba

— No, no lo hizo

— Soy futbolista, no poeta. Creo que me salió bien para ser la primera vez—rodé los ojos—. ¿Te gustó?

— ¿Tú que crees?

Se escuchó un suspiro 

— Mi mejor suposición es que lanzaste el pétalo lejos de ti

— ¡Bingo!

— Bien, ya te lo dije Benatia, no me daré por vencido contigo —empecé a abrir mi boca pero se me adelantó— por cierto, mañana iremos al cine. —y entonces colgó.

Genial, me encantaba cuando hacían planes por mí.

El olor a comida inundó mis fosas nasales cuando entré en mi casa, Milanesa, tajada y puré de papas. Mi estómago hizo un rugido

—Huele rico —dije llegando a la cocina. Mi padre ya estaba sentado en el comedor revisando su teléfono

—Me llamaron del colegio —avisó dejando su celular a un lado— ¿por qué te sacaron esta vez de clases Benatia?

Caminé hasta la nevera para servirme un vaso de agua

—No fue mi culpa, el profesor me odia.

Mis padres compartieron una mirada 

—¿Y qué hiciste tú para que te odiara? —Intervino mamá— Ayúdame a poner los platos en la mesa

Me encogí de hombros tomando los platos de sus manos 

Perfecta Mentirosa✔️Where stories live. Discover now