Capítulo 23: Lazos que se rompen y se unen.

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"Veras, las orquídeas son una de las flores más complicadas, pero así es como sucede con las cosas más hermosas.

Una orquídea rosada refleja la sensualidad, una blanca marcan a los amores puros y sinceros, las amarillas expresan el calor que hay en el amor, Las orquídeas rojas son un indicativo de la sexualidad pero la azules, esas son las orquídeas frías.

Creo que tengo una buena suposición de cuál sería tu favorita"

Ángel tomó la chaqueta de Alonso del suelo y la alzó, detallándola con la mirada.

Me quedé estática por un segundo y después hablé, quizá demasiado rápido — Es del hermano de mi prima

Ángel desvió la mirada de la chaqueta a mí y ladeó su cabeza — ¿De tu primo?

— ¿Ah?

Una arruga se formó en su frente — ¿El hermano de tu prima no viene siendo tu primo? —preguntó lentamente

Mierda si

— Sí, obviamente —afirmé como si Ángel hubiese hecho el comentario estúpido y no yo, sin embargo él no cayó.

—¿No era más fácil que dijeras mi primo?

Solté un suspiró cansado, esto estaba tomando demasiado de mí — Gordo, me duele la cabeza, no me pidas tanto, por favor

Sí, yo me había convertido en una de esas patéticas parejas que se tienen apodos cursis pero la ocasión lo ameritaba. Al menos había servido para alejar la sospecha de sus ojos.

Mi novio estiró la chaqueta, colocándola en mi asiento de ruedas —Está muy húmeda, deberías ponerla a secar.

—Luego —la sopa estaba haciendo efecto en mí y algo dentro de mi organismo ya estaba entrando en calma. Me sentía capaz de pronunciar más de tres palabras seguidas.

—¿Sabes de qué me di cuenta ayer cuando no respondías?

Levanté mi vista hacia él —¿De qué?

— De lo poco que sé sobre ti —murmuró como si fuese algo en lo que reflexionaba cada día—Te he visto todos los días en los últimos cinco años y aun así no sé prácticamente nada de ti. Ni siquiera sé cómo se llaman tus padres —¿A qué venía eso?—. Ayer cuando no me contestabas y no sabía que estabas haciendo o si estabas bien...

— Estaba con mi pri...

—Si, ya lo sé pero estaba preocupado Benatia, sabes cómo son las cosas aquí, la inseguridad. Cuando alguien no contesta por mucho tiempo lo primero que piensas es que algo malo pasó, pensé que quizá te habían robado o secuestrado, no sé. Un sin fin de cosas se me pasaron por la mente, y me despertaba cada tanto en la noche a ver si habías contestado. No sabes lo aliviado que estuve cuando vi que habías leído mis mensajes

Bajé la vista, sintiéndome culpable. Entendía su preocupación, era imposible tener algún tipo de tranquilidad en cuanto a la inseguridad se refería, desde chiquitos la inseguridad nos convertía en unos paranoicos por naturaleza

— No fue mi intención.

—No estoy reclamándote nada... Solo que, cuando mi mamá me preguntaba por qué no llamaba a tus padres preguntando por ti me di cuenta que en realidad no tengo a nadie a quien preguntarle por ti —suspiró organizando sus ideas—. No conozco a tus papás, a tu prima, no conozco a nadie cercano a ti. No tengo sus números de teléfono y tampoco tengo el número de tu casa —se revolvió el pelo, la desesperación que tuvo que sentir anoche se dejó entrever—. Soy tu novio y se supone que yo debería tener esa información pero no tengo nada. No tengo nada de ti. ¿A quién se supone que debería preguntarle en caso de que tú no aparezcas? ¿En caso de que algo suceda? —se rascó la frente, de nuevo en un gesto desesperado. Sus ojos estaban preocupados— Eso realmente me frustró anoche. Demasiado

Perfecta Mentirosa✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora