Capítulo 29: Límites del Sacrificio

2.7K 277 146
                                    

"¿Y qué, si es veneno lo que hay en tus besos?

¿Y qué, si mi amor para ti es solo un juego?"

Cinco a uno, la computadora me había ganado cinco a uno.

Diablos, si mis amigos vieran esta derrota no me dejarían en paz jamás. Reinicié el juego otra vez, sintiendo una pizca de entusiasmo que se deshizo al momento, dos minutos después la computadora me había metido un gol, estaba jugando peor que Bena...

Mis pensamientos se entremezclaron y otro gol en contra entró, miré mi celular en la mesita, no había ningún mensaje de ella y ese hecho debería hacerme sentir tranquilo pero no... ¿por qué me había dejado de llamar? ¿Por qué no siguió insistiendo?

Era Benatia, me recordé, ella no rogaba. Y tampoco debería querer que me rogara.

Me había engañado. Me había mentido. Ella me había mentido y ese descubrimiento había dolido como el infierno. Un tipo de dolor nuevo para mí, uno que no había sentido antes, distinto a la vez que me había lesionado y aun así, diferente a cuando mis padres se separaron. Mi teléfono vibró y por un instante me enaltecí con el pensamiento de que era ella pero solo era Mariela enviándome las clases del día, al igual que había hecho los días pasados sin que yo se lo pidiera.

Mariela era una buena amiga, una parte de mí no podía dejar de preguntarse si ella me hubiera hecho lo mismo que Benatia, apostaba que no. Apostaba que todo hubiese sido mejor si mis sentimientos por ella no hubiesen cambiado.

Estaba enfermo, esa era la excusa que le había dado a mi ausencia pero no podía estar enfermo para toda la vida, más temprano que tarde iba a tener que regresar al colegio y a volver a verla, no estaba seguro de qué haría cuando lo hiciera.

Ella me había engañado, parecía que tenía que repetírmelo a mí mismo cada cierto tiempo, recordarme esa frase cada tanto. Ella me había mentido.

Quizá si estaba enfermo, pero de una manera completamente distinta, las imágenes de ella atormentaban mi cabeza. Otro chico la había tocado, otro chico la había besado y ella lo había dejado. Otro chico que no era yo y ese conocimiento me estaba matando. Me dijo que no tuvieron sexo pero ¿Qué tan lejos habían llegado? Querìa saberlo tan desesperadamente como no queria hacerlo.

¿Quién era Alonso? ¿Era mayor, era de nuestra edad? ¿A cuál colegio iba? Había dicho que era alguien sin importancia, algo sin importancia, ¿Debería creerle? ¿Por qué no me llamaba?

Si era alguien sin importancia, ¿por qué lo dejó tocarla?

Estoy intentando ser digna de ti.

No estaba seguro de nada, absolutamente nada. Solo quería quedarme acostado en este sofá y pudrirme por un tiempo. Sin pensar. Miré hacia mis jugadores en pausa, a medio camino de la cancha con el rumbo definido, ellos sabían mejor que yo lo que estaban haciendo.

La puerta de entrada se abrió y mi hermano menor corrió por el pasillo hasta lanzarse hasta mí.

—Estás jugando. —chilló intentando quitarme el control.

Alcé el control por encima de mi cabeza. —Aléjate enano

Mamá cerró la puerta detrás de ella y dejó su cartera en el recibidor, una mirada de disgusto se formó en sus ojos al verme.

—¿No fuiste al colegio hoy tampoco?

No respondí, con una mano revolví el cabello de Miguel alejándolo de mí.

—Agarra el otro control.

—Has perdido clases, has perdido entrenamientos, y todo ¿por qué? ¿Tú crees que esta es una casa de vacaciones?

Perfecta Mentirosa✔️Où les histoires vivent. Découvrez maintenant