Capítulo 60: Linaje

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Dedicado al Team Alonso

"Just gonna stand there and hear me cry

But that's alright, because I love the way you lie"

El vaso estaba medio vacío, o al menos, demasiado vacío para mi gusto. Alcancé la botella de Linaje que residía en mis pies y volví a llenar mi vaso.

El ron funcionaba para mi paladar amargo.

Tomé un largo sorbo y mi garganta ardió cuando el líquido la abrazó, pensé en echarle un limón pero los limones estaban muy lejos y no tenía ni energías ni ganas de levantarme de mi asiento.

Di otro trago y el vaso, de nuevo, quedó medio vacío, como un pequeño ritual volví a inclinarme para tomar la botella de Linaje y volví a llenar mi vaso con el líquido marrón, la botella parecía estar acabándose demasiado rápido y pronto iba a tener que levantarme para conseguir otra. Estaba en mi maldita casa y tenía todo el maldito derecho de emborracharme, además tenía la sospecha de que mi corazón, si es que esa mierda en realidad sucedía, acababa de romperse.

Di un sorbo, me había convertido en un marica. Ella me había convertido en un marica.

Necesitaba un porro.

Había prometido que dejaría de fumar y por lo tanto había vaciado mi casa de cada gramo de marihuana que conservaba pero suponía que esa promesa ya no importaba. ¿Por qué debía de ser el único manteniendo sus promesas?

Levanté mi cabeza buscado a Antonio o a Carlos pero ambos estaban muy ocupados con sus parejas.

Volví a dar un trago a mi vaso sintiéndome, de pronto, asquerosamente solo a pesar de estar en medio de una fiesta con poco más de veinte personas a mí alrededor.

Mi tío se había mudado de país porque había encontrado a la mujer perfecta, mis padres estaban lejos de aquí en otra ciudad, mis amigos a pocos pasos de mi estaban sumergidos en sus propios líos y ella... Ella acababa de dejarme para irse con otro.

Otra vez.

¿Cuantas veces me habia mandado a comer mierda en el último par de meses?

Lo había visto en persona una sola vez y estaba seguro de que ese niño no tenía nada de especial, era flacuchento, de menor estatura que yo y su pelo era demasiado largo para incluso resultar atractivo. Ni siquiera le salía barba y estaba seguro como el infierno que Benatia no sería feliz con él, primero ella debía de ser feliz consigo misma

Y yo tenía que dejar de preocuparme tanto por ella, Benatia no quería ser ayudada y desde luego, no por mí. Me lo había dejado bastante claro, varias veces.

No me amaba, amaba a angelito, lo había dicho una y otra vez, una y otra vez y yo permanecía como un perro a su pies porque incluso aunque decía que no volvería a aceptarla, si ella se aparecía en la puerta de mi casa o en La Esquina no estaba seguro de poder decirle que no. Incluso después de todo y eso me convertía en un mayor cabrón que Ángel.

Suponía que los dos estábamos en cierta medida en igualdad de condiciones, la única diferencia es que ella lo elegía a él. Una y otra vez.

Rompí las reglas que yo mismo puse, todavía no podía creer que me había enamorado de esa chica solitaria que conocí aquella noche.

***

La música estaba jodidamente alta para la cantidad de personas que habían en La Esquina, los mesoneros, a pesar del ruido estaban arreglándoselas para poder comunicarse con los clientes. No había recibido ninguna queja y esperaba no recibirla porque eso arruinaría la buena relación que logré construir con los trabajadores, tenía su respeto, incluso de aquellos que llevaban más tiempo trabajando aquí y estaba en mi deber demostrar que merecía el puesto que mi tío me había dado y que no solo me lo había ganado por ser el sobrino del dueño.

Perfecta Mentirosa✔️Kde žijí příběhy. Začni objevovat