Familia Armstrong

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POV FREEN

Mantenía los ojos cerrados mientras mis sentidos se agudizaban, sonrei al sentir el calor corporal de Rebecca a mi lado.

Estiré ligeramente mi cuerpo para no despertarla, su cabeza estaba debajo de mi brazo izquierdo, una de sus manos descansaba sobre mi abdomen y su pierna estaba entrelazada con las mías, podía sentir su desnudez unida a la mía. Mi mano izquierda comenzó con ligeras caricias sobre su espalda y ladeé mi cabeza para besar la coronilla de su cabeza.

No había sensación más agradable ni lugar en el mundo en el que desearía estar. Despertar a su lado era esperanzador y caótico. Me quedé mirando el techo del camarote al que nos habíamos cambiado en la madrugada, la cama de la suite principal estaba tan húmeda que era imposible dormir en ella.

Los recuerdos de la noche anterior bombardearon mi mente y sentí las palpitaciones entre mis piernas, abracé con ambos brazos a Rebecca y se quejó porque lo hice con demasiada fuerza.

Cerré los ojos nuevamente recargando mi barbilla en su cabeza mientras mis dedos en su cintura dibujaban patrones con pereza hasta quedarme dormida nuevamente.

Desperté nuevamente escuchando la risa baja de Rebecca contra mi cuello, me hacía cosquillas con su respiración mientras sus dedos golpeaban mi labio inferior de haciéndolo mover de arriba a abajo.

Permanecí con los ojos cerrados y sin moverme por más cosquillas que los besos de Rebecca me provocaran. Abrí mi boca y mordí la punta de su dedo haciéndola gritar.

—¡Freen!—. Chilló y la sentí levantarse a mi costado, abrí los ojos cuando su dedo pulgar e índice apretaron mis mejillas con fuerza borrando la sonrisa de mi rostro.

Me topé de frente con sus ojos marrones, vi el universo entero en ellos, alzó una ceja y me retó con la mirada, mis cachetes ardían porque ella mantenía la presión en ellos. Se inclinó y besó mi nariz con tanta ternura que me derretí de amor.

—No vuelvas a morderme—. Me advirtió apretando aún más sus dedos contra mis mejillas—. Dolió—. Hizo un puchero.

Mis manos la sujetaron de la cintura y me impulsé con el hombro izquierdo para girar encima de ella.

—Puedo morderte tanto como quiera—. Dije antes de que mis dedos se movieran frenéticos sobre su estómago haciendo que se retorciera y soltara algunas patadas por debajo de las sábanas—. Donde quiera y cuando quiera ¿Entendiste?

Rebecca reía estruendosamente, me había soltado y trataba de alejar mis manos de su cuerpo sin éxito.

—¿Entendiste?—. Repetí—. Besando su oreja— ¡REBECCA!—. Grité sintiendo mi oreja caliente y ardiendo cuando Rebecca me mordió—. ¿Qué sucede contigo?—. Chille llevándome una mano a la oreja.

—Puedo morderte tanto como quiera—. Dijo subiéndose a horcajadas en mi—. Donde quiera y cuando quiera ¿Entendiste?—. Puse los ojos en blanco aún con la mano en mi oreja—. ¿Te vas a enojar?—. Preguntó con los ojos entrecerrados—. Eres un bebé llorón—. Dijo abrazándome del cuello jalándome y sosteniéndose en sus rodillas dejando su pecho a la altura de mi cara—. Cuando un bebé llora es porque tiene hambre—. Su voz hizo que mi columna se electrificara mientras me restregaba sus pechos en la cara moviéndolos de izquierda a derecha—. ¿Seguirás molesta?—. Preguntó pero yo no podía estar molesta nunca de ninguna manera con ella. Apreté sus nalgas contra mi mientras mi boca envolvía uno de sus senos, chupando y jalando hasta hacerla gemir—. Buena chica—. Dijo besando mi frente.

**********

Después de bañarnos y vestirnos con la muda de ropa que había traído cuando cerré el trato con el capitán la tarde anterior subimos a la cubierta principal para almorzar bajo el sol de Londres y la vista al London Eye.

Breaking the distance. //FREENBECKY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora