Epílogo 1.3

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POV FREEN

Estiré mis brazos lentamente, escuché  y sentí el crujido de mis brazos. Frote mi perfil derecho contra la almohada, me giré para abrazar a Rebecca pero mis manos encontraron el espacio vacío, bostecé aún con los ojos cerrados, apreté mi ojos con fuerza y solté un sonoro quejido por tener que levantarme.

Abrí los ojos y lo primero que vi fue el techó blanco de la habitación, me senté de golpe y mi respiración se agitó, recorrí la habitación rápidamente. ¿Qué es esto? Pensé.

La habitación era de un blanco y un azul claro combinado, el piso de madera clara, no había más que la cama en la que estaba sentada, un sillón de piel beige en la esquina contraria y un buró del lado izquierdo de la cama. Me lleve ambas manos al cuerpo al tiempo que mis ojos recorrían el pantalón  blanco y la hoddie del mismo color.

La puerta se abrió y di un brinco sobre la cama. Una mujer de piel almendra llrvaba el cabello recogido en un chongo alto entró con una charola de metal en las manos, usaba un tipo de uniforme hospitalario de color verde agua.

—Buen día, Sarocha—. Habló y caminó hasta la cama para dejar la charola en el buró a lado de la cama—. ¿Cómo te sientes hoy?

—¿En dónde estoy?—. Pregunté observando nuevamente toda la habitación—. ¿En dónde está Rebecca?

La mujer de cabello castaño alzó lentamente la cabeza hacia mi y sonrió pero aquello solo me hizo estremecerme. Tomó un pequeño vaso de plástico trasparente que permitía observar algunas pastillas en su interior, había al menos cinco pastillas de colores diferentes.

—Tómalas y después te llevaré a desayunar—. Dijo extendiendo su mano con el pequeño vaso de plástico en ella.

—!¿Quien eres?¡—. Pregunté gritando y levantándome de la cama, miré al rededor buscando una salida—. ¡¿En dónde estoy?!—. Mi corazón golpeaba con fuerza y lo escuchaba retumbar en mis oídos.

—Estás en el Behavioral Health Center, Sarocha—. La mujer habló dejando el vaso en la charola de metal y después se llevó una mano a la bolsa del pantalón, comenzó a moverse lentamente rodeando la cama y corrí hacia la puerta por la que había entrado minutos antes.

—¡Ayuda!—. Grité mientras golpeaba con el puño cerrado la puerta después de intentar abrirla girando el pomo pero parecía asegurada desde afuera—. ¡Déjenme salir!

—Sarocha—. La mujer volvió a hablar dando pequeños pasos hacia mi.

—No te acerques—. Dije señalandola con un dedo mientras mi cuerpo tomaba una postura defensiva—. Aléjate de mi.

—No quiero hacerte daño—. Su voz era lenta y pausada, por cada paso que daba hacía mi yo retrocedía—. Estoy aquí para ayudarte.

—¿En dónde está Rebecca? ¿En dónde está mi esposa? ¿Qué le hicieron?—. Pregunté mientras seguía retrocediendo—. ¡No te acerques!

—De acuerdo—. La mujer retrocedió lentamente—. No quiero hacerte daño, mi nombre es Nuttanicha, estoy aquí para ayudarte, necesito que inhales y exhales lentamente, por favor.

—¡Quiero salir de aquí!—. Grité llevándome ambas manos a la cabeza—. Déjame salir.

—¿Este lugar te hace sentir ansiosa?—. Preguntó y jale con fuerza mi cabello.  Sus manos aún se alzaban mostrando sus palmas, su rostro estaba relajado y sus piernas levemente flexionadas—. No te lastimes, entiendo que estes asustada pero te explicaré todo ¿de acuerdo?

Volví a golpear con fuerza la puerta cuando la mujer retrocedió hasta quedar a lado de la cama nuevamente.

—¡Quiero salir de aquí!—. Grité sin dejar de golpear la puerta, mi cabeza comenzaba a doler y me lleve incontrolablemente ambas manos a la sien—. ¡Quiero ir a casa!

Breaking the distance. //FREENBECKY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora