Promesa

4.8K 434 76
                                    

POV FREEN

—¡Seduce a la a cámara!—. Dije riendo mientras Rebecca posaba sentada en una de las sillas del jardín y ponía los ojos en blanco—. ¡Dame tu mejor perfil, bebé!

—¿A qué bebé le estás hablando? ¿A Henrick o a mi?—. Apreté el interruptor de la cámara para después bajarla.

—No lo llames así—. Dije moviendo la cámara en el aire—. No se va a llamar Henrick no hagas que se acostumbre.

—Lo siento, Sarocha. Este niño se va a llamar Henrick te guste o no.

—No, cuando crezca nos va a odiar por ponerle un nombre de perro.

—No es nombre de perro—. Rebecca habló ofendida—. ¿Cuándo has conocido un perro que se llamé Henrick? Exacto—. Dijo poniendo sus palmas hacia el cielo—. ¡Nunca! A demás mi tatarabuelo se llamaba Henrick.

—¡Eso no es cierto!—. Negué con la cabeza—. Todos en tu familia se han llamado William no me vengas ahora con ese cuento del tatarabuelo.

—Pregúntale a mi papá si no me crees—. Alzó las cejas y se veía tan adorable que tomé una foto más antes de arrodillarme frente a ella.

—Creo que he tomado suficiente fotos—. Dije besando sus piernas—. Te prometo que no te pondremos un nombre de perro— susurré a la barriga de Rebecca—. En ocasiones tu mamá pierde la cabeza pero no dejare que te veas afectado.

—Qué graciosa—. Rebecca pasó la yema de sus dedos por mi frente y bajo hasta mi mandíbula—. Tan guapa pero tan tonta.

—Me amas—. Dije besando la palma de su mano.

—No hay otra explicación por la cual te soporto—. Dije y se llevó la mano al cuello mientras reía sonoramente.

Las mejillas de Rebecca estaban de un rojo tenue, sus dientes blancos brillaban como su piel, reía sonoramente, la imagen era perfecta, su risa era mi sonido favorito en el mundo, escucharla reír era reconfortante.

—Espero que tenga tu risa—. El pecho de Rebecca subía y bajaba mientras me miraba con los ojos entrecerrados—. Que tenga tu manera de ver la vida y tu bondad.

—Freen—. Rebecca chilló y apretó los ojos—. Me vas a hacer llorar. Henrick va a tener lo mejor de las dos—. Rodé los ojos porque lo volvió a llamar con el nombre de perro—. Tendrá tus ojos, tu sentido del humor y tu talento, el mundo lo va amar como te ama a ti, eres adorable.

—Será tan inteligente como tú—. Me erguí para dejar un casto beso en los labios de Rebecca—. Tocará el piano como tú y sé que tendrá tu brillo.

—Te amo, Sarocha—. Rebecca me sujeto del cuello y me jalo hacia ella, dejo besos por todo mi rostro antes de envolver mis labios con los suyos—. Te amo como nunca pensé que fuera posible, quiero pasar toda mi vida contigo, quiero que Henrick tenga hermanos y te quiero ver embarazada.

Sonreí como boba, mi corazón se infló y golpeteo con fuerza, una corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo erizando cada centímetro de mi piel, sujete el cuello de Rebecca con mi mano y profundicé el beso, sus labios eran mi lugar favorito en el mundo.

Nada más existía, solo éramos ella y yo en medio de la nada, nunca se lo dije pero la primera vez que vi sus ojos marrones vi en ellos nuestro futuro aunque en ese entonces me emocioné con la idea jamás pensé que sería tan feliz.

Nuestros labios se movían acompasados, sin prisa, sin miedo, mi lengua exploró con calma el interior de su boca, su lengua danzaba con la mía, me quería quedar para siempre en ese lugar.

—Te amo, Bec—. Dije cuando mi fuerza de voluntad me permitió separar mis labios de los de ella—. Eres mi vida, cielo.

Sus ojos miraban los míos, se entendían sin palabras, los miel y los marrones se habían pertenecido desde el momento de nacer, la vida nos había unido y nada nos separaría, tenía la certeza que incluso si otros mundos y otras vidas existieran en cada uno estábamos destinadas a encontrarnos.

Breaking the distance. //FREENBECKY//Where stories live. Discover now