Gambita

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POV FREEN

Todos los días después de regresar de algún compromiso laboral lo primero que hacía era pedirle a Rebeca que se recostara y me dejara sentir a nuestro bebé, aunque aún era muy pequeño y no había movimientos la sola idea de saber que él o ella estaba ahí me llenaba de una tranquilidad desbordante, Rebecca estaba al tope con los cambios de humor, podía llorar por tonterías y al siguiente segundo reír con ganas yo solo me quedaba en silencio cuando se enojaba y pataleaba, asumía la responsabilidad de todo lo que salía mal, la recompensa venía después cuando se acurrucaba a mi lado pidiendo disculpas por su comportamiento.

Nada podía importarme menos como saber que todo era consecuencia de su embarazo, la mimaba y sabía que si pudiera la envolverla en un plástico de burbujas para embalaje lo haría sin lugar a dudas pero ella no me lo permitía, le pedí a Tania que despejara mi agenda los días que Rebecca tenía que cumplir con alguna sesión o debía promocionar alguna marca en alguna plaza por supuesto que ella hizo bromas y comentarios sarcásticos sobre lo posesiva que me había vuelto pero si ella supiera los motivos me entendería... aunque conociendo a Tania se burlaría.

El tiempo pasaba rápido aunque para mi cada día era como un año, no podía esperar para el día que por fin pudiera cargar al producto del amor qué Rebecca y yo nos teníamos, solía soñar con una niña con mis ojos y con la hiperactividad de Rebecca, corriendo por todos lados, subiendo árboles y haciendo gritar a Rebecca dándole un poco de su propia medicina.

A veces los sueños se sentían tan reales que despertaba llorando porque aún faltaba tiempo para poder vivirlos. Me preguntaba cómo era que toda mi vida girara entorno a alguien que aún no conocía, me cuestionaba en sí cuando por fin estuviera con nosotras yo me volvería una mamá sobreprotectora un tanto exagerada... quizás ya lo era y no quería aceptarlo.

—Estoy lista—. Rebecca habló mientras yo apretaba un peluche de tiburón que había comprado para el bebé, usaba un vestido negro que cubría por encima de las rodillas y se cernía a su cuerpo, el embarazo aún no era notorio.

Tragué en seco mientas me permitía delinear la piel de sus piernas expuestas, Rebecca tenía un cuerpo envidiable que me hacía babear cada vez y del cual nunca podría cansarme.

—¿Te gusta lo que ves?—. Preguntó mientras bajaba sus manos desde el cuello y por el costado de su cuerpo hasta su cintura.

—Sabes que sí—. Dije dejando el peluche de tiburón en la cama mientras me ponía de pie—. Eres un ángel, Bec—. Rodé su cintura con mis brazos—. Tan hermosa y perfecta.

—Me vas a hacer llorar—. Dijo poniendo sus manos sobre mis hombros, los ojos marrones eran la entrada terrenal del cielo—. Te amo, Sarocha.

Ladeé mi cabeza y mis labios se movieron con tranquilidad sobre los de ella, podía pasar el resto de mi vida besándola y aún así no tendría suficiente.

— Te amo—. Dije acariciando con mis dedos su mejilla. Baje la mirada a su vientre y me arrodillé—. También te amo a ti, gambita—. Rebecca sonreía y acariciaba mi cabeza mientras dejaba besos sobre el vestido que cubría su vientre—. ¿Estás lista para tu primer alfombra roja?

—Aún no sabemos si es niño o niña, Freen.

—Lo será—. Contesté mientras movía mi nariz contra la tela.

—Las revistas se van a pelear por la exclusiva cuando se enteren—. Rebecca habló y la miré desde abajo—. No quiero exponerlo a los reflectores.

—No lo haremos—. Dije besando una vez más su vientre antes de ponerme de pie—. Sé que el mundo va a querer conocerla y querrán saber hasta su primera palabra y podemos compartirles un poquito de nuestra felicidad pero te juro que no lo expondremos al medio, nada de revistas ni sesiones de fotos, será un bebé normal.

Breaking the distance. //FREENBECKY//Where stories live. Discover now