Aleteo

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POV BECKY

Como si el externar vocalmente que estaba embarazada fuera un detonante mi panza comenzó a crecer con rapidez, el dolor de espalda era insoportable y no podía dormir boca arriba por la presión que ejercía en los vasos sanguíneos por lo que dormir de lado se volvió la constante.

En la semana 18 los dolores en la zona baja del abdomen se intensificaron como pinchanzos profundos y largos que me hicieron detenerme en seco, buscando apoyo con una mano en la pared y la otra sosteniendo mi barriga.

Vi la sonrisa de Freen desaparecer mientras sostenía en sus manos un nuevo peluche ahora de conejo, palideció y corrió hacia mi sin saber qué hacer.

—¡Darla!—. Gritó mientras sus ojos recorrían mi rostro y viajaban a mi barriga para después volver a subir a mi rostro, jamás olvidaré el terror que sus ojos miel reflejaban—. ¡Darla! ¡Mierda, Darla!—. No dejaba de gritar en ningún momento.

Cuando Darla apareció en la sala su rostro se desencajó de la misma manera en el que lo había hecho el de Freen, entre las dos me ayudaron a sentarme en el sillón de la sala mientras apretaba los dientes ante el dolor.

—¡Que preparen la camioneta!—. Freen se arrodilló frente a mi, tenía los ojos desorbitados y sus manos temblaban en mis muslos debatiéndose en si acercarlos a mi barriga o no—. ¡Darla, muévete!¡Maldita sea!—. Darla se había quedado estática de pie a mi lado, cuando reaccionó corrió saliendo por el hall.

—Todo va a estar bien—. Murmuraba y apreté su mano con fuerza—. Oye... oye—. La miré y sabía que todo estaría bien, ella asentía y su rostro estaba firme y controlado—. Todo está bien, Becky... me escuchas todo está bien.

Podía sentir la ansiedad de Freen mientras el chofer conducía con la mayor velocidad posible, el dolor había disminuido pero aún me hacía cerrar los ojos con fuerza.

—Todo está bien—. Dijo la Dra. Prim después de hacer una revisión física de mi estado—. Eres primeriza, el dolor que estás día sintiendo es producto del enchanzamiento de cadera y al aumento del utero.

—¿El bebé está bien?—. Freen alborotaba su cabello como hace tiempo no lo hacía. Caminaba y pensé que pronto haría un hoyo en el piso.

—Su bebé está creciendo rápidamente, está sano y fuerte no tienen de qué preocuparse—. Respiré aliviada—. Te recomiendo hacer pilates para fortalecer la musculatura abdominal y el suelo pélvico.

—Pero no es peligroso...

—En lo absoluto, el dolor que sentiste es totalmente normal, seguirás con molestias y dolores por lo que el ejercicio te ayudará para trabajar el cuerpo, evitará futuros calambre y la hinchazón.

—Dra. Prim—. Hablé aún con el corazón acelerado—. ¿El bebé está bien?

—Lo está—. La Dra. Prim sonrió cálidamente—. Entiendo su preocupación pero les aseguro que tanto tu bebé como tú están en perfecto estado, en dos semanas más haremos la próxima ecografía. Puedes usar alguna pomada de tu preferencia con antiinflamatorios y anestésicos para aliviar el dolor.

Las semanas pasaban como arena entre mis dedos, solía tener una punzada en mi pecho cuando mi mente evocaban malos presagios, me preocupaba el parto, me preocupaba el cáncer, me preocupaba no ver a crecer a mi bebé, sabía que Freen sería la mejor mamá del mundo, que podía confiar en ella pero el imaginar que quizás la vida tenía preparada una nueva lección para demostrarme que todo lo que puede salir mal saldrá mal, me asustaba.

Me limpié las lágrimas de mis rostro cuando Freen entró en la habitación que estábamos acondicionando para el bebé. Estaba sentada en un sofá reclinable mientras Freen terminaba de colocar las estrellas florecentes en el techo azul marino que simulaba el universo.

Breaking the distance. //FREENBECKY//Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt