Capítulo 13 "Son fotos, cientos de fotos"

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 Alina está haciendo la tarea en la mesa del comedor, sus útiles desparramados por toda la superficie de vidrio como los ingredientes de un desordenado chef. Su maestra les pidió que hagan un dibujo del momento más lindo que han vivido, y ni bien escuchó la consigna, Lina pensó en su viaje a Disney. No recuerda mucho de él porque todavía era muy chica, pero existe una imagen en su mente que jamás olvidará. Estaban en Magic Kingdom, mirando el precioso castillo, cuando empezó el espectáculo de fuegos artificiales que iluminó el cielo de los más brillantes colores. Es la escena que ha intentado dibujar, y a pesar de que el castillo está un poco inclinado hacia la derecha, y de que debe mejorar el manejo de las proporciones en los cuerpos humanos, piensa que le está quedando perfecto. Ya ha terminado de darse color a sí misma, a su papá, a su mamá, a Sara, y a Zóe. Sólo le faltan Fernando y Leticia, porque aunque ella ya no es la esposa de Fer, le parece injusto borrarla del recuerdo. 

 Al ver a Sara venir, interrumpe su trabajo y le da una amplia mirada antes de mostrárselo a su hermana, quien, a pesar de que Alina ha puesto el cuaderno demasiado cerca de su cara como para poder contemplarlo en su totalidad, le asegura que le está quedando precioso. Ella entonces continúa pintando, concentrada en que todas las remeras rojas de Thing One le queden iguales, las que sabe que estaban usando porque las ha visto en fotos.

 Sara se queda allí, observándola presionar los lápices sobre el papel al colorear, unos pocos minutos, en los que reflexiona sobre su decisión de acudir a ella por respuestas. Hasta donde tiene conocimiento, ella es el único miembro de su familia —dispuesto a decirle la verdad, razón por la que sus padres no cuentan— que sabe lo que sucedió en su casa esa noche. Por lo tanto, quizás sea la única fuente confiable que puede ayudarla a descubrir quién, o por qué, la ha delatado. 

—Lina, ¿te fuiste a dormir temprano el sábado?

 Ella no abandona su concentración en el dibujo para responder.

—No, nos quedamos con papi mirando la tele.

—Y... ¿no vino nadie a hablar con papá mientras estaban mirando la tele? —pregunta, intentando llegar a la respuesta que realmente quiere obtener, de una forma discreta.

 Ella niega, con un "nop" acentuando la p que, en otras circunstancias, Sara habría considerado divertido; mientras continúa moviendo el lápiz rojo sobre el papel. Hasta que parece tener un recuerdo significativo, y se detiene, como si no pudiese colorear y pensar al mismo tiempo, para agregar: "Pero vino el correo".

 "¿Correo? ¿Un sábado a la madrugada?" reflexiona para sí misma, mientras ve a Lina cambiar de lápiz. Su familia suele hacer compras online bastante seguido, por lo que el correo sí frecuenta su casa con una regularidad semanal. Da por sentado que es imposible que hayan estado en servicio tan por fuera de su jornada de trabajo, sin embargo, sabe que a través de su hermanita no encontrará la verdad absoluta, sino su propia versión de los hechos. Cuestionarla, en lugar de alentarla a continuar su relato, sería inútil. 

—¿Quién trajo el correo?

—No sabemos, dejaron el paquete en el piso.

—¿Qué paquete? —pregunta, y si a este punto, su insistencia es evidente, ya ni siquiera le interesa disimular.

—Un sobre, que tenía como así de fotos —dice, abriendo sus dedos pulgar e índice para marcar una medida que, suponiéndolo como el alto de fotos apiladas, es bastante grande—. Papá se enojó mucho cuando las vio.

—¿Fotos? ¿Dónde están esas fotos?

 Ella no sólo se encoje de hombros, sino que también extiende sus brazos en un gesto de completo desconocimiento.

Para quien quiera abrir los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora