Capítulo 46 "Envido"

139 21 0
                                    

 Azul le da un sorbo al mate primero, probando que el agua no esté demasiado caliente, y el azúcar a su gusto. Luego ceba otro, y lo pasa a Matías. Están sentados sobre el césped, porque ninguno de los dos se acordó de llevar un mantel, enfrentados uno del otro con varias cartas tiradas entre ellos. Él todavía tiene la última en la mano, y está pensando si le conviene cantar truco. Con un once de espadas, no le gana al doce de copa que ella tiró, pero cree que con una carta relativamente baja como esa, ella tampoco se arriesgaría a aceptar. La estrategia le sale tal cual lo planeado, lo que festeja con una gran sonrisa. Azul anota su punto fingiendo estar enojada, aunque es poca la ventaja que él ha obtenido. Apenas va empezando el juego, y los seis puntos contra sus cuatro no son nada que no pueda superar. Apenas ha empezado su amistad, también; pese a lo poco que se conocen, se han dado cuenta de que se entienden bastante bien y, de hecho, tienen más de una cosa en común.

—¿Cómo estuvo la fiesta? —ella le pregunta mientras le toca repartir.

 Matías toma el termo de entre sus piernas, y sirve él el siguiente mate.

—Genial, la pasamos muy bien —dice, hace una pausa para ver sus cartas— aunque no me acuerdo mucho de todo lo que pasó.

 Azul se ríe.

—¿No era un poco la idea? Envido —agrega al ver que él sólo ha tirado la carta, ya jugó su turno.

—Era totalmente la idea, pero hace mucho que no me ponía así. No quiero.

 Ella hace una mueca, puntos es lo único que tenía en esa ronda, y se resigna a aceptar que volverá a perder, retirándose de la partida.

 Con una vibración a la altura de su rodilla, y la pantalla que se ilumina, su celular le avisa que tiene un mensaje nuevo. No lo abre, pero puede leer de qué se trata a través de la notificación.

—¿Tenés ganas de ir a ver una película? 

—¿Cuándo? —pregunta mientras reparte, como si tuviera otras cosas que hacer. No las tiene.

—Esta noche, me invitó Sara, parece que también va a ir Cande. Llévalo a Lucas si querés.

 No puede determinar qué es, si Sara, si Lucas, si la noche, pero hay una mención en la oración que le recuerda a un instante específico, como un flash a una imagen que le cuesta unos segundos ordenar en su memoria, hasta que la asimila por completo. 

—Me pareció haber visto al novio de Sara en la fiesta.

 Azul, que estaba a medio camino de tirar la carta, retrocede. Necesita escucharlo dos veces.

—¿Te pareció?

—Estoy convencido de que era él.

 Mati creía tenerlo ya ganado con su siete de espadas, cuando ella tira un ancho de basto, la hija de la gran perra. Luego, niega.

—No puede ser.

—¿Por qué no?

—¿Vos crees que él...?

 Sabe qué preguntará, y la corta antes de que lo haga. 

—No, ni ahí. Me parece que fue hasta el lugar para otra cosa. 

 Azul frunce el ceño, intentando encontrar la lógica. No hay en realidad una infinidad de razones por las que un hombre iría a una fiesta, además de las evidentes

—¿Para qué? ¿Drogas, alcohol, sexo?

—Cualquiera de esas —dice, y se ríe.

 A ella, sin embargo, no le resulta del todo gracioso. Si Fernando en serio estuvo ahí, y Sara no tiene idea de ello, probablemente sea porque oculta una razón que no quiere que ella conozca. Azul no es quién para juzgar ninguna relación, pero a primeras, no se escucha muy honesto.

Para quien quiera abrir los ojosWhere stories live. Discover now