Capítulo 60 "Parte cuatro"

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 Las manos le tiemblan al volante, pero las mantiene firmes. El celular en su oído pone suspenso con cada tono del otro lado de la línea, que mantiene una vibra sostenida de ansiedad en la que es consciente de su respiración hasta que ya no es un reflejo involuntario, sino la consecuencia de su mente recordándole que debe mantener sus pulmones con aire, aunque no lo haga hasta que hay una pausa, un segundo en el que tiene la esperanza de que la señal se haya cortado o perdido. Pero en el otro extremo de la comunicación, alguien contesta.
—Fernando —exhala sobre el teléfono, aunque está ligeramente alejado de su rostro.
—¿Zóe?
 Ella suspira, pero en el centro de su pecho se asienta una dolorosa angustia. Se le cierra la garganta, por dentro, pero se ve forzada a sacar sus palabras hacia afuera, a esparcirlas en el aire frente a quien pueda escucharlas.
—¿Dónde estás? —pregunta.
—Yendo a un lugar seguro, te lo dije.
 Sí se lo había dicho, bajo otras luces, en otras circunstancias que hacían parecer el peligro lejano y artificial.

—¿Te pensás que yo soy el más malo acá? ¿Qué a mí es a quien hay que tenerle miedo?

—¿A qué le tenés miedo? —le había preguntado, advirtiendo en su argumento una confesión imperceptible.

—A que me sigan quitando a la gente que quiero. No merecen pagar las consecuencias de los errores que yo cometí. 

 Fue como un choque inesperado, ver que el hombre, después de todo, parecía tener sentimientos. 

—¿Lo decís por Leticia?

—Es mucho más complicado que eso —suspiró—. Tengo miedo por Sara.

 A pesar del antifaz, los ojos de Zóe se habían abierto, preocupados, exaltados.

—¿Alguien quiere lastimar a Sara?

—Me quieren hacer mierda a mí, y van a hacerlo de la manera en que puedan.

 "¿Quién?" había dicho, pero la pregunta quedó acallada bajo sus aclaraciones.

—No voy a dejar que nada le pase. Yo puedo protegerla, puedo ponerla a salvo. Pero primero necesito sacarla de acá y llevarla a un lugar seguro.

—¿Por qué tenés que llevártela de acá? ¿Es alguien de acá el que te está amenazando?

 Pensó en todos los invitados, en todas las caras ocultas bajo las máscaras, que sin pasar advertido alguien querido o cercano podría estar conspirando detrás de sus espaldas.

—No, pero no puedo estar seguro de que no están acá. Me vienen pisando los talones. 

—¿A dónde la vas a llevar? 

—Por eso no te preocupes, pero necesito que me hagas el favor de cubrirla. Va a ser peor si se dan cuenta que no está.

—¿Cuánto tiempo?

—Voy a tratar de solucionar esto lo más rápido que pueda, no pasa de esta noche.

 Ella había meneado la cabeza, lo único cierto en su mente era el desconcierto que la abrumaba. 
—No sé si puedo confiar en vos. 

—Te dejo mi número —le había asegurado, pasándole un papel escrito que dejó en su mano—, podés llamarme si pasa algo, manteneme al tanto de cualquier cosa, y yo a vos. 
—Bueno —asintió guardando el papel en el costado de su escote—, pero por favor llamame ni bien estés en un lugar seguro con Sara. No te olvides.

Para quien quiera abrir los ojosWhere stories live. Discover now