Celeste es una chica que desde los 15 años tuvo que aprender a defenderse sola, ella ha tenido una vida dura, es hermosa, inteligente y fuerte, vive sola y tiene una mejor amiga que ha estado en todo con ella, ayudándola y apoyándola. Su nombre repr...
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Quien eres en Verdad
El frío cala en cada uno de mis huesos, siento el agua fría recorrerme, mi cuerpo tiembla exageradamente y mis dientes hacen un ruido molesto.
Me abrazo a mi misma, sentada en un rincón, mirando a la calle mientras las gotas de lluvia caen sobre el asfalto. Abrazo la maleta, el único objeto que me acompaña, y me quedo observando la poca iluminación de la calle.
Tengo sueño, pero no puedo dormirme, no ahora, no en medio de una calle desolada a mitad de la madrugada, cualquier persona podría hacerme daño, cualquiera podría secuestrarme, matarme y violarme. Pero ¿Eso que importa ahora?. Es más, sería muchísimo mejor dormirme aquí, y no despertar.
Mi estomago ruge y me acerco al contenedor de basura que está a dos metros de mi. Comienzo a rebuscar mientras la lluvia no deja de caer. Consigo una bolsa de basura, con panes de hamburguesas a medio comer y algunas verduras.
Saco lo que puedo y vuelvo a mi lugar al lado de la maleta, como mientras no dejo de temblar, el frío es insoportable y temo a morir de una hipotermia, quisiera que en éste momento la tierra se abriera y me tragara, que apareciera un hombre y me disparara, que un borracho conduzca mal y suba a la acera atropellandome, que la comida que estoy comiendo ahora contenga veneno de rata.
Y como es costumbre, nada de eso pasa, el destino nunca está de mi lado, éste es un mundo de mierda. ¿Quién dice que Dios siempre está para ti? Si deja a personas morir de hambre, la discriminación existe, hay asesinos, violadores, ladrones, pedófilos. ¿No se supone que el nos debe proteger?
Mis párpados me pesan, el cansancio me está pasando factura, el frío deja de ser importante para mi, y poco a poco mis ojos se cierran mientras recuesto mi espalda sobre la pared de concreto, esperando que llegue mi final.
Me siento de golpe en la cama, lo que me hace sentir un intenso dolor de cabeza, acaricio mi rostro con mis manos cerrando los ojos, vuelvo a abrirlos, para encontrarme con una habitación, muy diferente a la mía.
Un sillón beige, una mesita de noche, una lampara, cortinas blancas, una alfombra y un closet es lo único que veo a mi al rededor. De pronto siento algo que rodea mi cintura y volteo de golpe. Para ver a una castaña con el cabello desparramado sobre su rostro, un poco de baba corre por el costado de sus labios.
Aprieto la mandíbula conteniendo la risa, ¿Quién dijo que las chicas se despiertan hermosas como Diosas? Veo como el brazo de Ariana rodea mi cintura fuertemente. Trato de recordar, pero nada llega a mi mente, ¿Qué fue lo que pasó anoche? ¿Qué hace Ariana conmigo? ¿Por qué hay sangre en la alfombra?
Miro hacia la ventana, para ver que es de día, y al parecer son casi las doce, por el brillo que desprende el sol. Muevo a Ariana pero ésta ni se inmuta.
