CAPÍTULO 14

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Saboteó

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Saboteó

Miro por la ventana de mi habitación, parece que va ser un día sombrío, como casi siempre. Estiro mis piernas retirando la cobija que esta sobre mi cuerpo. Bostezo levantándome y parándome frente a la ventana.

Caen unas pequeñas gotas de lluvia, veo al jardinero entrar a la casa para evitar mojarse, y el leve ruido de mi respiración. Parece que hoy sera un día tranquilo.

Abel es mejor que tu.

Aprieto los dientes alejándome de la ventana. Las palabras resuenan a cada nada, días, malditos días en los que he tenido que verla, y me abstengo de hablarle. Me jode de maneras inimaginables, que yo fiel a mis impulsos, bese sus labios por tercera vez en menos de un mes.

Primer beso en el bosque. Solo fue un roce pero que mando electricidad a cada partícula de mi cuerpo. Segundo beso en las afueras del bar, sentí que correspondió pero use de excusa el quitarle el cigarrillo, y me fui de allí antes de no poder parar.

Tercer beso, sin duda el mejor de todos, el viento de la terraza, el silencio que me hacia pensar, y no me dejaba pensar al mismo tiempo. Su rostro furioso, sus mejillas sonrojadas, su cabello despeinado. No pude, no aguante y junte mis labios con los de ella.

Éxtasis puro, fue lo que sentí al ver que ella me correspondía, al ver que en vez de alejarme de su cuerpo, me acercaba aun mas y mas. Al sentir sus suspiros en cuanto bese su cuello y sus labios, su deseo, su piel caliente y suave.

-¡Maldita sea! -grito halándome en cabello y caminando por todos lados. Me voy a volver loco, esto me esta matando.

Nada mas abrir los ojos pienso en ella, pero no, no puedo, esa barbie egocéntrica no me puede gustar, me humilló, me insulto. Maldita sea la hora en la que subí a esa terraza, desde entonces los únicos sentimientos en mi cuerpo son rabia, y deseo.

Y los únicos pensamientos son sus labios, sus ojos avellana, su cabello despeinado moviéndose con el viento, mientras estaba sentada en esa terraza, sus labios entre abiertos al cerrar sus ojos y relajarse.

Niego con mi cabeza y entro a la ducha, bañandome con el agua helada para sacarme todo pensamiento y recuerdo de la cabeza. Me coloco una camisa negra y un pantalón beig, bajo las escaleras entrando a la cocina, y Encontrándome con Abel sentado, desayunando mientras la mujer de servicio prepara un café.

-Buenos días don gruñón -saluda Abel con una sonrisa- ¿Como amaneció su majestad hoy?.

-Mejor callate imbécil -digo mientras me dejo caer en la silla del comedor.

-¡Uy! Alguien se despertó con el pie izquierdo, otra vez -suelta una risa.

-Buenos días joven Caín -me saluda la señora Martha- ¿Que quiere para desayunar?.

-Cabiar, y salmón frito -contesta Abel- ya sabe lo exigente que es.

-Huevos con tocino, pan y jugo -respondo ignorando a Abel.

RESERVADA~TMD: 1Où les histoires vivent. Découvrez maintenant