Celeste es una chica que desde los 15 años tuvo que aprender a defenderse sola, ella ha tenido una vida dura, es hermosa, inteligente y fuerte, vive sola y tiene una mejor amiga que ha estado en todo con ella, ayudándola y apoyándola. Su nombre repr...
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Investigaciones más haya
Me parece muy bien, Kent no ha respondido mis mensajes, y se fue de mi apartamento sin siquiera despedirse, me encanta —notese el sarcasmo— ésta me la va a pagar, sé qué está con la bestia de su padre, pero no le cuesta nada responder, ¿o si?
Ya parezco una estúpida, ¿qué más quéda si responde o no? Son las ocho treinta de la noche. Luego de qué todos desayunaran, cada quien se fue a su casa dejándome sola el resto de la tarde, completamente aburrida jodiendo a los guarda espaldas de Bianca, para que me informaran de todo lo qué hace, ésta vez solo porque estaba aburrida.
Luego de acosar a Bianca un rato, y hablar con Drake sobre los detalles de la siguiente entrega, me decidí por ver televisión mientras comía una tasa enorme de palomitas. Ya para éste punto había limpiado todo el apartamento, recogí las botellas y el sucio, mande la alfombra a lavar, y todo por eso, solo porque estaba aburrida.
Incluso limpie las ventanas y espejos, ya mañana será lunes, y ésta es la última semana del semestre, luego siguen las vacaciones navideñas y a mediados de enero, debemos volver a esos salones otra vez. Miro mi teléfono, sopesando el ejecutar la idea que está en mi cabeza ahora mismo. Lo tomo y marco el numero, si ya lo hice una vez, ¿porqué no hacerlo dos veces?
—Carlos —digo en cuanto responde.
—Thompson, ¿que necesitas?
—Averigua dónde está Caín Pattersón ahora mismo —digo metiendo un puñado de palomitas a mi boca— dime qué está haciendo, en cuanto tengas noticias me avisas.
—En media hora vuelvo a llamarte.
Me levanto del sillón, buscando en el refrigerador un refresco, y vuelvo a mi sitio anterior. Comienzan a pasar la nueva película de la llorona, y me acomodo en el sillón preparándome para ésta película qué tanto me encanta.
No culpo a la policía, a simple vista se ve como si la mujer estuviera loca, y es una pena qué no le prestaran atención y dejara morir a esos niños. Estoy tan concentrada en la película, qué cuando noto que mi teléfono repica, ya hay tres llamadas perdidas.
Coloco pausa al televisor, y le devuelvo la llamada, contesta al primer tono.
—Pense que ya no te interesaba saber nada.
—Habla de una vez.
—Salió de su casa hace quince minutos, lo estábamos siguiendo y se bajó en una de las discotecas del centro.
—¿Sólo? —pregunto.
—No, había una pelirroja a la cual besó apenas llegó, tengo las fotos, puedo enviártelas ahora o mañana en un sobre y las llevo en físico —dice y aprieto la mandibula— estamos identificando quién es la chica.
